miércoles, 28 de junio de 2017

ULTIMO LIBRO Y NUEVO AMOR DE ISABEL ALLENDE

En esta oportunidad, la dicha le vino por dos lados fundamentales de la vida cotidiana: el ángulo intelectual y el aspecto amoroso. Por el primero, ella ha confirmado su valía de renombrada escritora al sacar a luz un valioso libro que narra la perdida, el dolor y el desarraigo en su flamante novela de migrantes y refugiados titulada “Más Allá del Invierno”. Mientras que por el segundo es una reafirmación de su existencia, con un amor maduro de por medio.  La renombrada escritora chilena Isabel Allende, a los 74 años tras haberse divorciado hace un tiempo más o menos largo, está enamorada de un abogado de Nueva York llamado Roger Cukras, que la encandiló por completo y la protegió en el sentido de que valen la pena las ilusiones y sentimientos de primera línea que hacen mirar de frente, y sin cerrar los ojos en ningún momento, cielos intensamente azules y estrellados. La felicidad, según se asegura, que viene y va con intensidad tajante.
Isabel Allende, nacida en suelo peruano de Lima cuando su padre desempeñaba aquí un cargo diplomático representando al país del Mapocho, evidentemente que  está  contenta por angas y por mangas. Tanto en su producción literaria  como en todo lo que tiene que ver con el afecto. Una de la mano del otro, con flecha clavada allí en el corazón. Cupido en todo su esplendor.
 No es para menos. En cuanto al primer punto, el más reciente volumen de su creación reúne al azar a dos académicos sesentones y una adolescente indocumentada: Lucía, Richard y Evelyn, respectivamente, con vidas de intenso desconsuelo y hasta de desesperación. Sin embargo, todos ellos con corazones calientes y  buenos.

Resultado de imagen para Isabel Allende
Isabel Allende: una escritora de agallas y de valor.

LA HISTORIA
Toda la historia ocurre bajo  una tormenta  de nieve perfecta. Un frío intenso atrapa a los personajes y los obligue a mirarse las caras. Comenzó a escribir, precisamente, cuando en la vida real  se desató en Nueva York una borrasca climática, con temperaturas, desde 1869, jamás tan bajas,
Ella escribió estos temas, por superstición y conveniencia, en una escuela tras terminar las fechas de fin de año. Ella crea sus obras en una fecha de inicio clave: el 8 de enero. Lo hace siempre así  por la primera de estas razones. Esta vez sí que le  costó y fracasó.
Resulta que no había ideas. Ni menos inspiración. La computadora en blanco. Ni una línea escrita. Los días pasaban y ella se sentía perdida. Las ideas estaban vagas y nada podía concretar. No obstante, de que los temas los conocía a profundidad. Una paradoja total.
La tempestad de la  urbe norteamericana resultó la salvación de Isabel.  Lo gélido sirvió, de todas maneras, para  que venga la inspiración y el impulso de escribir. Retornó a la escuela y así comenzó  la gran tarea de trabajar disciplinadamente. Como siempre lo había hecho. 
DIFERENCIAS
Como lo hace desde hace 35 años en medio de una vida complicada donde ella, según cuenta, tiene que separar algunos meses de silencio y soledad para poder crear. “No podría hacerlo si no le digo a todos que a partir del 8 de enero ya no  me ven. Ni tampoco existo. Un decir pero, en la práctica, con nadie estoy hasta acabar el libro”, dice al recordar la producción de sus libros.
Allende diferencia al inmigrante y al refugiado. Para ella, el primero, generalmente, es un joven que se va a otro país para iniciar una nueva vida, sin mirar hacia atrás. En buena cuenta, ve el futuro y está dispuesto a echar raíces.
Quiere aprender la lengua, establecerse por completo  en el país que va. Mientras que el refugiado siempre está  mirando hacia atrás. Este ser humano se ha escapado para salvar su vida y la de su familia. Espera que las cosas cambien en su tierra para retornar. No salió por voluntad propia. Isabel Allende conoce a profundidad ambas situaciones y sus respectivas diferencias. Las ha vivido plenamente.
Lo que propone la novela es es fortalecer la solidaridad entre ambos grupos y para ello la escritora hace la siguiente reflexión: “Vengo llegando de Europa donde arde el problema de los refugiados sirios. Es curioso: en el mundo no hay fronteras para el crimen, las armas, el dinero, ni las drogas”.
Luego añade con fuerte e impresionante lógica: “Sin embargo, hay fronteras para la gente. Sólo ellos son los ilegales. Hay que ponerse en la piel del que busca asilo. La situación de los refugiados no se resolverá con fronteras, leyes o murallas como quiere el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Se trata de resolver la situación en los países de origen”

Resultado de imagen para Isabel Allende
Con sus hijos Nicolás y Paula en 1970.
.
AMENAZA
A propósito, considera a Trump una tremenda amenaza, un asalto a la democracia. Pero opina que las instituciones en Estados Unidos son lo suficientemente fuertes como para que no pueda destruir la democracia.
Sostiene que en cada país hay un elemento fascista que vota por un tipo como él mandatario americano, Berlusconi, Mussolini o Franco. Si se dan malas circunstancias, eso emerge. Pero los gobiernos pasan y los países quedan.
En la novela de Allende, un crimen y la posibilidad del amor irrumpen en la tranquila vida de dos académicos. Lucía es una mujer que ha pasado por todo: cáncer, exilio, la desaparición de su hermano, la muerte de su madre y el divorcio, sin dejarse aplastar por el sufrimiento. Por su parte, Richard vive clavado en el pasado y en una vida cautelosa, protegido contra todo riesgo.
En eso, aparece pidiendo ayuda la joven Evelyn que es una indocumentada hondureña, con un cadáver en la maletera del auto. Richard tiene dos posibilidades: o se lava las manos o  abre el corazón al riesgo. Con ello termina perdiendo su coraza y está listo para el amor con Lucia. 
EL DIVORCIO
En cuanto a su vida personal, Isabel Allende se separó de su marido muy tarde en la vida. Vivieron juntos 18 años y el matrimonio  terminó cuando ella tenía 70 años. Tomar la decisión de divorciarse era muy arriesgado a su edad.
Pero pensó que más valor necesitaba para quedarse en algo que no funcionaba. Todos esos temas: el amor maduro, el vivir sola, la superación del sufrimiento estuvieron muy presentes en su vida y por eso salen en este último libro.
La escritora inició su actual relación de una manera inesperada. El libro está dedicado a él, a Roger Cukras. Este caballero iba manejando a Boston a ver a su hijo y la oyó a  Isabel por la radio. Llegó donde su vástago y decidió mandar una nota a la oficina de la escritora.
Su asistente, que es muy encantadora, le contestó automáticamente sin respuesta definitiva. Entonces, el señor volvió a escribir al día siguiente y al otro. Cuando llegó otra nota con un ramo de flores, allí recién respondió Isabel.
Desde ese momento, cada mañana le llegaba una nota en la que le decía: “¡Buenos Días!, con una foto de su café capuchino o de las rosas de  su jardín. En la noche, le enviaba fotos de la luna o de algún concierto clásico.


Roger Cukras, el novio. Isabel, la mujer enamorada a los 74 años.

EL AMOR
Ella tenía que ir a Nueva York para una presentación y decidió verlo por fin. El la invitó a cenar primero. “Fue muy simpático porque a las siete personas de mi oficina les dije: ahora voy a conocer a Roger, por favor, desaparezcan. ¡Qué va!. Estaban todos escondidos en la escalera, con los celulares listos”
Salieron a comer y, al día siguiente, a almorzar. Hasta que ella le dijo: “Mire tengo 74 años. No tengo tiempo para perder. Dígame si tiene alguna intención de algo. El pobre se atragantó con el raviol. Reaccionó y de allí se armó una relación que ha ido progresando a pasos agigantados. El está vendiendo su casa y deshaciéndose de todo lo que tiene para venir a vivir conmigo a California, en diciembre próximo. El amor todo lo puede. Definitivamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario