viernes, 26 de agosto de 2016

TRISTAN LLEGO A SER VIRREY INTERINO

Militar peruano de armas  tomar que se jugo el pellejo en la defensa del bando realista, durante la Guerra de la Independencia Hispanoamericana. Hasta ocupó interinamente el cargo de Virrey del Perú. Convirtiéndose en el último representante de España en este país. Sin embargo, en la plenitud de su vida, adoptó las ideas republicanas y se desempeño, asimismo, como un insigne político.  Fue designado Prefecto de Arequipa. Además, el hombre convertido a las nuevas ideas libertarias participó en la creación de la sede la Confederación Perú Boliviana. Lo que es más se desempeñó como  Ministro de Estado  y presidió el Estado Sud- Peruano, entre 1838 y 1839. Una gama importante  de cargos, un hombre que se convirtió por completo, enarbolando los preceptos patriotas.
Juan Pio Tristán y Moscoso nació en Arequipa el 11 de Julio de 1773, como miembro de una familia aristocrática, cuyos padres fueron: José Joaquín Tristán del Pozo Carassa y María Mercedes Moscoso Pérez  Oblitas. Estuvo casado con su sobrina, Joaquina Flores Tristán. En el Perú, pequeño aún, recibió su primera educación.
A los 7 años, siendo un niño, acompañó a su padre que participó e el sofocamiento de la rebelión  de Túpac Amaru. El joven Tristán se enroló, como militar, en su juventud, en el regimiento de Soria en el cual alcanzó el grado de Subteniente.
Partió a España formando parte de dicho regimiento y realizó la travesía a través del Cabo de Hornos. Una vez llegado a la península ibérica, estudió en Salamanca donde conoció a Manuel Belgrano, su rival en la guerra que protagonizó posteriormente. Abandonó la cerrara militar y pasó a Francia.


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Tristán: militar y político de renombre.

RETORNO
Estudió en el Colegio  de Benedictinos de Soréze. Pero la agitación ocurrida en este país por efectos de la Revolución Francesa, lo obligó a volver a España. Retomó su carrera en el Ejército e intervino en operaciones militares contra los franceses en el  Rosellón.
A fines del siglo XVIII, regresó a América y estuvo dos años en Buenos Aires como ayudante del Virrey de Río de la Plata, Pedro de Melo. En 1809, retornó a su tierra natal y se incorporó al Ejército Realista que comandaba su primo, José Manuel de Goyeneche.
Ese año estallaron rebeliones contra la autoridad española en el Alto Perú. Goyeneche y Tristán formaron parte de la tropa movilizada para aplacar la rebeldía. Tristán estuvo presente luchando en la batalla de Huaqui o Desaguadero, realizada el 20 de Junio de 1811, con el grado de Coronel y luego General, comandado por su pariente. Esta batalla permitió a los realistas recuperar el Alto Perú, que había sido ocupado por los revolucionarios.
Las alternativas de la guerra hicieron que el Ejército Realista no pudiera avanzar más al sur. Lo que permitió el repliegue de los revolucionarios hacia la Intendencia de Salta (Argentina) Allí quedaron destacamentos de avanzada y el grueso del Ejército del Norte retrocedió hasta Tucumán.


La Batalla de Salta

BELGRANO
En esta última ciudad, en Marzo de 1812, el jefe militar Juan Manuel de Pueyrredon entregó el mando al General Manuel Belgrano, el viejo compañero de estudios de Tristán , quien detuvo la retirada y se puso al mando de la vanguardia realista, formada por 3 mil hombres y agrupada a orillas del río Sulpacha.
Cuatro meses después, el arequipeño avanzó por la Quiaca y llego a Jujuy. Su rival bélico ordenó el repliegue de su ejército y de la población. Tristán se encontró  con la táctica de la “tierra arrasada”  llevada a cabo por el éxodo jujeño. Pero aún así avanzó en pos del  enemigo.
Entonces fue cuando, el 24 de Septiembre de 1812, ocurrió la Batalla de Tucumán en la cual el ejercito realista sufrió una derrota infringida por un conglomerado de luchadores de menos recursos..
La infantería española quedó dueña del campo. Pero los revolucionarios destruyeron los abastecimientos realistas y se encerraron en la ciudad, negándose a capitular. Al saber que la caballería estaba moviéndose con intenciones de cortarle la retirada, Tristán ordenó el repliegue hacia el norte. Retrocedió hasta Salta donde se fortificó a la espera del enemigo.
Belgrano llegó a las cercanías de Salta en Febrero de 1813. Por su parte, el mistiano sacó su ejército de la ciudad para esperarlo. El primero simuló un ataque frontal, mientras el grueso de las tropas patriotas hacía un movimiento envolvente.
RESISTENCIA
Atrapado entre dos fuegos, el arequipeño replegó sus fuerzas al interior de la ciudad y ofreció una última resistencia en la Plaza Mayor. Pero no pudo organizar sus tropas, cuyos miembros se negaron a defender las trincheras y corrieron a buscar refugio en La Catedral.
Tristán capituló  y evitó un inútil derramamiento de sangre. Lo primero que hizo es enviar un emisario a Belgrano. Este a su vez, aceptó y ofreció honrosas condiciones: dejo en libertad a todos los realistas, exigiéndoles que solamente juraran de no volver a tomar las armas en contra de la Patria,
Casi tres mil soldados y diecisiete jefes y oficiales, incluyendo a Tristán, las vanguardias del  grupo bélico de Goyeneche, cayeron prisioneras en Salta. Después de este hecho, Juan Pio cumplió su palabra y abandonó el Ejército, retirándose a Arequipa.
Entre Tristán y Belgrano se entabló una relación de respeto, cuando no de cordialidad, según ciertos usos caballarescos de la época. Por ejemplo, en el Combate de las Piedras desarrollado el 3 de Septiembre de 1812 en el que vencieron las tropas revolucionarias rioplatenses, los hombres del segundo capturaron al  coronel realista Huici.


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Su sobrina Flora lo nombra en su libro.

DECENCIA
Ante tal situación, Tristán pidió que el prisionero fuera tratado con humanidad y respeto, afirmando que él haría lo mismo con los caídos patriotas en su poder. También envió 50 onzas de oro para cubrir los gastos que ocasionase el prisionero. Escribió un papel, puso de puño y letra Campamento  del Ejército grande Setiembre de 1812, firmó y envió el documento.
Belgrano, con un toque de humor peculiar, devolvió las cincuenta onzas y colocó, sin vacilar, la siguiente frase: Campamento del Ejército chico. 17 de Septiembre de 1812. Luego rubricó y mandó el documento.
 El personaje tenia la firma idea de ganarse la voluntad de los americanos que combatían en el bando realista. Por esa razón aceptó al parlamentario que envió Tristán en medio de la Batalla de Salta y le contestó: “Dígale usted a su general que se me despedaza el corazón al ver derramar tanta sangre americana y por eso estoy pronto a otorgar una capitulación”.
Tras la rendición Tristán ´pretendió entregar a Belgrano su espada, tal como se acostumbraba, pero el jefe patriota se lo impidió y en presencia de todos lo abrazó. La promesa de no volver a luchar contra la patria fue suficiente para el patriota quien dejó libre a su enemigo. Incluso en contra del consejo de sus oficiales y de su gobierno.
El peruano tuvo la oportunidad de romper su juramento en vista de que un obispo realista liberó a todos de ello,  argumentando que la palabra dada a los revolucionarios no podía romperse pues se trataba de herejes. Muchos volvieron a tomar las armas. El arequipeño, como hombre de bien y de palabra, se mantuvo firme: dejó de luchar,
PUMACAHUA
El realista mistiano  se volvió envuelto otra vez en la guerra cuando en 1814 estalló una rebelión en el Cuzco.  Las fuerzas patriotas,. encabezadas por Mateo Pumacahua, atacaron Arequipa y el hombre retomó las armas en defensa de su suelo natal.
Cayó prisionero tras la victoria republicana en la Batalla de la Apacheta desarrollada el 9 de Noviembre. Sin embargo, Tristán fue nombrado Gobernador de Arequipa por los patriotas y tras la derrota de éstos fue presidente de la Audiencia del Cuzco
En 1823, el Virrey José de la Serna lo ascendió a Mariscal de Campo. Participó en la lucha contra el Ejercito Libertador de Simón Bolívar. Luego de la derrota y captura del Virrey en Ayacucho, el 9 de Diciembre de 1824, la Real Audiencia del Cuzco lo nombró Virrey Interino el día 16, cargo que juró el 24 de Diciembre, un día antes de Navidad
Sin embargo, seis días después de su nombramiento publicó una proclama en la que aceptaba la Capitulación de Ayacucho y reconocía la Independencia del Perú. Entonces organizó la transición y el traspaso de poderes a las nuevas autoridades peruanas.

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Casona de Pio Tristán en Arequipa.


CUALIDADES
Tristán adoptó las ideas republicanas y fue designado Prefecto de Arequipa. Luego vino el desempeño político durante el desarrollo de la Confederación, donde fue uno de los principales protagonistas. A los 87 murió en Lima ya retirado de toda actividad. Su sobrina fue la famosa precursora del feminismo, Flora Tristán, quien lo nombró en su libro “Peregrinaciones de Una Paria”.. Hombre de bien, luchador, lInajudo, aristócrata, valiente. Personaje de la historia ilustre que merece recordarse.

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