jueves, 15 de octubre de 2015

LA GUERRA DEL CHACO

La antigua controversia de límites entre Paraguay y Bolivia que dio origen a diversas negociaciones, entre ellas el pacto Soler- Pinilla en 1907 por el que ambos países se comprometían a respetar el “statu-quo y las conferencias de Washington y Buenos Aires, en las que varias naciones americanas concertaron una mediación para tratar de resolver el pleito constituía una amenaza constante y peligrosa para la paz del continente.
Lo cierto es que La Guerra del Chaco ocurrió, desafortunadamente, de todas maneras y, porque  la violencia es maligna para el desarrollo de los pueblos de por sí, este conflicto bélico constituyó  un hito negativo en la historia Sudamérica, durante el siglo XX.
En los varios años de duración del enfrentamiento, Bolivia movilizó 250 mil soldados y Paraguay 120 mil, los que se enfrentaron en combates donde hubo gran cantidad de bajas: aproximadamente unos 60 000 bolivianos y otros 30 mil paraguayos. Entre ellos, además, otra cantidad significativa de heridos, mutilados y desaparecidos por ambas partes,
También el enfrentamiento consumió ingentes recursos  de ambos países, que eran muy pobres. El Paraguay abasteció a su ejército con la gran cantidad de armas y equipos capturados en distintas batallas. Su rival y antagonista quedó sumido en una crisis económica sin precedentes.
Los guaraníes, terminada la conflagración, vendieron algunos excedentes bélicos  a España, tras ganar el conflicto  militarmente. Pero quedándose con grandes problemas financieros derivados de la compra de armamento, combustible y otros insumos. La situación fue peor en la nación altiplánica, cuyos habitantes tuvieron que afrontar la derrota humillante y frustrante.

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El enfrentamiento en el infierno verde trajo miseria y desolación

TREGUA
Lo que se habían registrado, en los últimos años, son frecuentes escaramuzas fronterizas, que si bien se resolvían después pacíficamente, lo eran por acuerdos que parecían constituir solo una tregua, pues los incidentes volvían a repetirse.
La intervención de otros países de América procuraba también poner fin al diferendo, tratando de hallar la fórmula conciliatoria que terminara con la peligrosa tirantez. En el protocolo de Abril de 1927 se había establecido la decisión arbitral del diferendo.
En Buenos Aires, el 12 de Julio de 1928, se resolvió, con la firma de ambas partes, que el conflicto sería resuelto pacíficamente. No obstante todos esos convenios, los encuentros fronterizos se repetían con  frecuencia.
Había entre ambos países un clima evidentemente bélico, que haría crisis en cualquier momento, con el peligro que entrañaba para la paz de todo el continente. Cualquiera de esos incidentes podía constituir la chispa que encendiera la hoguera, envolviendo en una sangrienta guerra a pueblos americanos. 
CRISIS
La situación era cada vez más crítica. Todas las gestiones de conciliación y los esfuerzos por dar una solución pacífica  al largo diferendo, terminaban, indefectiblemente, en el fracaso. La crisis estaba cada vez más próxima y la aceleró un suceso registrado en el fortín Vanguardia.
Hubo acusaciones mutuas.  Se procuró nuevamente la intervención de otros países, pero todo fue inútil. El 7 de Diciembre de 1928, el gobierno paraguayo declaró su propósito de acogerse al Pacto Gondra, provocando la reunión de la Comisión Investigadora a que el mismo se refiere.
La crisis se consideraba inminente. Al día siguiente, es decir, el 8 de Diciembre, se producía la ruptura de relaciones entre ambos países. El Encargado de Negocios del Paraguay en la Paz era invitado a dejar Bolivia  y lo mismo ocurriría con el Ministro del Altiplano en Asunción, quien ese mismo día entregaba el archivo a su colega argentino y salía en lancha para Formosa con el fin de seguir luego viaje a Buenos Aires.
De inmediato, la Comisión Permanente de Montevideo, creada por el Tratado Gondra, inició sus gestiones. Hubo ofrecimiento de mediación por parte de varios países. Todo fue inútil. De hecho existía el estado de guerra.
No se había declarado oficialmente el conflicto, pero los choques se hicieron más continuos durante el año siguiente. Corría sangre en los campos americanos. Todo el continente se esforzaba por poner fin al conflicto y evitar que la guerra se declarara en forma oficial y con sus naturales consecuencias.

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Mapa del conflicto.

COMBATES
Los encuentros se sucedían y después de dos años  en ese estado de incertidumbre, en cuyo lapso se libraron numerosos combates entre patrullas de ambos países, la guerra comenzó el 15 de Junio de 1932 con las batallas que tuvieron por escenario  Pitiantuta.
La contienda se prolongó largamente y durante ese tiempo se registraron muchos y muy sangrientos combates que costaron numerosas vidas.  Luchas duras en Herrera, Gondra, Nanawa, Campo Vía, Pampa Grande, El Carmen, Ballivián y otros muchos lugares.
Ya declarada la guerra y en pleno desarrollo, el 3 de Agosto se reunieron en Washington representantes de 19 países americanos que recordaron que no se reconocería arreglo territorial alguno que no fuera obtenido por medios pacíficos, ni la validez de las adquisiciones territoriales logradas mediante ocupación y conquista por la fuerza de las armas.
Por iniciativa de Argentina y Chile se constituyó un grupo mediador de naciones americanas que integraron, además de los citados países, Estados Unidos, Perú, México y Brasil. La propuesta del grupo mediador, basada en los límites por una Conferencia de la Paz, fue aceptada  por los beligerantes. Con ella se dio término a la  llamada Guerra del Chaco, en 1935. 
SORPRESA
En el infierno verde del Chaco Boreal corrió la sangre americana. Desde 1928 se veló  en los legendarios fortines,  aguardando el ataque, anticipándose a la sorpresa. Desde Asunción partieron decenas de barcos colmados de muchachos paraguayos para ser vacíos y ser cargados nuevamente.
Desde la Paz,  la hermosa capital del Altiplano, se puso en marcha una bizarra juventud en aquellos días de esperanzas, en instantes en que el amor a la patria hace ver el cielo más azul y más brillante el sol.  Pero la guerra no es sólo eso.
Tras las ventanas, hoy cerradas  desde las cuales caían ayer lluvias de flores, ahora hay alguien que espera, que llora. La guerra lo consume todo: hombres, materiales, dinero. Los pueblos empobrecidos ya no miran,  con iguales ojos, lo que miraban la víspera. Y ya no sólo son muchachos los que van al frente. Las sucesivas levas incluyen a hombres maduros que van dispuestos a matar y morir en la lucha.
Los presidentes de Argentina y otros países del continente asisten a la Conferencia Interamericana de Buenos Aires. Desde el norte ha llegado Franklin Delano Roosevelt. Los pueblos miran con fe la labor de esos hombres para quienes el problema candente es uno solo: conseguir la paz.
Es un reclamo que no es posible desoír. Luego de varios años, tras superar una serie de dificultades, se constituye al fin el 18 de Julio de 1935, en Buenos Aires, la Conferencia de la Paz. Entre los inconvenientes con que se tropezó, tuvieron preponderante influencia las variaciones en el régimen de gobierno imperante en ambos países beligerantes, fluctuaciones que gravitaron en la política en parecida medida que lo hicieron en la opinión de los pueblos.

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Grupos de oficiales y soldados durante la guerra

ACUERDO
Pero además existía una base firme: la impopularidad de la guerra y la sólida decisión americana de poner fin a las hostilidades. Varias cancillerías procuraron influir en Asunción y la Paz, abriendo al  fin, brechas en una posición irreductible.
Hacia mediados de Octubre se llegó a un acuerdo. El 25 se cumpliría otra etapa fundamental al darse por terminadas las hostilidades. Un clima expectante sustentó al anuncio. Hubo aún nuevas tramitaciones, quedando, al fin, en firme, la fecha.
Ese día amaneció sobre las selvas, esteros y páramos del infierno verde. Apuntaban apenas las primeras luces, cuando desde un fortín de clarín hizo escuchar por primera vez en muchos años la orden de cesar el fuego.
No habían muerto sus ecos, cuando otros clarines iban repitiendo la orden en toda la extensión del frente. ¡Alto el fuego”! Rudos veteranos dejaban resbalar sus lágrimas por las mejillas atezadas de soles, vientos y lluvias. 
LA PAZ
Muchachos adolescentes reaccionaban de distinta manera, abrazándose entre sí. Era el fin de la guerra, la anhelada paz, el retorno al hogar. Mientras tanto seguían las deliberaciones diplomáticas en esperanzado clima, abarcando a la totalidad del continente, anheloso que acabara la lucha fratricida.
Con solemnidad fueron recibidos los plenipotenciarios de Paraguay y Bolivia para firmar el acta que legalizaría el protocolo de armisticio del 12 de Junio que preparó el cierre de hostilidades. Por el gobierno de la Paz actuó el doctor Eduardo Diez de Medina, Ministro de Relaciones Exteriores y el doctor Enrique Finot, presidente de la delegación de su país.
Por el de Asunción el doctor Cecilio Báez, Canciller, y el General José Felix Estigarribia que presidió la representación ante la ya citada asamblea, secundados por los doctores Luis A. Riart y Efraín Cardozo.
No fue, sin embargo, la fórmula definitiva. De ahí que haya que trasladarse al año de 1938 para el avenimiento que disipara las últimas sombras que aún se cernían sobre las posibilidades de solución de tan prolongado pleito.
Buenos Aires vive uno de los días más hermosos de su  historia el  21 de Julio de 1938. Por las calles que conducen a la Plaza de Mayo, columnas de escolares se sumaban al pueblo.. Una ceremonia que tuvo extensión de silencio en el vasto ámbito, se estaba desarrollando en el Salón Blanco: la firma del Tratado de Paz, Amistad y Límites entre las Repúblicas de Bolivia y Paraguay.


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Armas a discreción.

TRES REGIONES
La región central sudamericana conocida como Gran Chaco se divide, de norte a sur, en tres regiones: Chaco Boreal ―al norte del  Río Pilcomayo ―, el Chaco Central ―entre ese río y el Bermejo ―, y al sur de este último el Chaco Austrral. El área disputada entre Bolivia y Paraguay correspondió exclusivamente al Chaco Boreal.
El Chaco Boreal posee una extensión de aproximadamente 650 mil kilómetros cuadrados, un poco menos que Francia. Hasta fines de la década de 1920, estuvo casi despoblado y sin explorar.
 Sus límites son: al sur, el Río Pilcomayo y la Argentina. Al este el Rio Paraguay y la región oriental del mismo país. Al noroeste, la precordillera boliviana. Y al noreste, las regiones selváticas de Brasil y Bolivia.
La región estaba cubierta por bosques, matorrales espinosos y palmeras. En la franja cercana a las aguas paraguayas, se explotaba el quebracho colorado para la producción del tanino, sustancia astringente que se extrae de la corteza de los árboles y se emplea, principalmente, en el curtido de pieles y en la elaboración de fármacos. El desarrollo de la agricultura en esa época era escasa. 
ANTECEDENTES
Los antecedentes y causas de la guerra del Chaco fueron complejos. Cuando Bolivia y Paraguay se volvieron estados independientes heredaron, de la época colonial, una vaga determinación de los límites de esa zona inhóspita y despoblada. Por lo que tuvieron que fijar sus respectivas jurisdicciones de acuerdo con documentos, muchas veces contradictorios, o mediante el trazado de líneas geodésicas.
 Los cuatro tratados de límites que se acordaron entre 1879 y 1907 no fueron aceptados, definitivamente, por ninguna de las partes. Luego de que  Bolivia perdió la salida al Océano Pacífico, como consecuencia de la Guerra del Pacífico de1879, esa región adquirió un valor estratégico para ese país.
La ocupación del Chaco Boreal fue necesaria para salir al Océano Atlántico, por el Río Paraguay. Ambos países realizaron pocas expediciones al Chaco. Otra causa fue la  existencia de petróleo en el subsuelo chaqueño. La empresa norteamericana, Standard Oil, ya extraía el oro negro en sus bordes serranos.
Sin embargo, esa firma  fracasó en su intento por sacar el petróleo boliviano por un oleoducto en territorio argentino hasta la refinería que tenía una subsidiaria suya sobre el Río Paraná, quedándole como única opción cruzar por el Chaco Boreal,  lo más al sur posible. Había, pues, también grandes intereses económicos de por medio,

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Caminando en la inmensidad de la selva.
PERDIDA
 Paraguay, unas décadas antes, había sido devastado por la Guerra de la Triple Alianza conformada por Argentina, Brasil y Uruguay contra los paraguayos. Entre1865-1870. Una de las consecuencias fue la pérdida de enormes territorios en la zona oriental de los guaraníes.
Respecto del Chaco Boreal, Argentina pretendió incorporar una parte a su territorio, pero tras recurrir en 1879 al arbitraje del presidente estadounidense Rutherford Hayes, éste falló que la zona comprendida entre el río Pilcomayo y el Verde, al norte, correspondía al Paraguay. Con estos antecedentes, era difícil que ese país pudiera aceptar las pretensiones bolivianas sobre el Chaco Boreal.
Durante la guerra, el ejército boliviano fue dirigido sucesivamente por cuatro generales: Filiberto Osorio, Jose Leonardo Lanza, Hans Kundt y Enrique Peñaranda Castillo.Detrás de ellos tuvieron fuerte influencia el presidente Daniel Salamanca y la oligarquía boliviana. Osorio y Kundt fueron sustituidos por errores de conducción y motivos políticos, habiéndose registrado una desorganización total.
En contraste con los sucesivos comandantes en jefe bolivianos, el ejército paraguayo fue dirigido por Jose Féliz Estigarrabia  desde el comienzo hasta finalizar la guerra, periodo en el cual nunca abandonó el Chaco. Los resultados fueron óptimos y a favor.
Felizmente se  terminó con el estéril derramamiento de sangre y se cerró  la arteria abierta. Manifestaciones con banderas nacionales recorrieron las calles de las ciudades y pueblos de la tierra guaraní y del Altiplano. Comenzaba la era de la comprensión, sin diferencias y rencores para forjar la paz y el destino firme. América volvía a estar unida.

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