viernes, 11 de septiembre de 2015

LA GENIALIDAD A FLOR DE PIEL

No puede hablarse de opera si no se menciona a Verdi. Completamente romántico y eminentemente dramático con una genialidad musical a flor de piel que puso a la lirica, durante la segunda mitad del siglo XIX, en el pináculo del triunfo y la popularidad. El mérito del ilustre compositor italiano, según los expertos, es que consiguió, con  la música que creó,  un sesgo nuevo de realismo total y sin ningún convencionalismo. El gran dominador de las escenas cantadas en que los acordes del sonido suenan a la perfección.
Giuseppe Fortunino Francesco Verdi, nacido en Roncole, actual  Italia el 10 de Octubre de 1813 y muerto en Milán el 27 de Enero 1901, a los 87 años, formó parte de una familia muy modesta. Pero tuvo la dicha de contar desde muy temprano con la protección de Antonio Barezzi, un comerciante de Busseto (Italia) aficionado al arte que desde el primer momento que lo conoció, creyó en sus dotes. Un pálpito exacto, sin duda, para conocer a los excepcionales.
Hijo de Carlo Guiseppe Verdi y Luigia Uttini, campesinos analfabetos y modestísimos que vivían una pobreza desgarrante por sus cuatro costados. El  vendía vino para ganarse algo en  la vida. Ella era una modesta  hilandera que trabajaba a de sol a sol. La localidad de su nacimiento pertenecía entonces al ducado de Parma que, a su vez, formaba parte de Francia.
 Allí recibió sus primeras lecciones de música. Sus dos iniciales maestros fueron el canónigo, Don Seletti, y el Director de la escuela correspondiente de Busetto. Continuó sus estudios bajo la tutela del músico Ferdinando Provesi. Hasta que se convirtió  en el organista de la iglesia de su pueblo.

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Verdi: el genio de la lirica.

 MATRIMONIO
Gracias a la ayuda de Barezzi, el joven pudo desplazarse hacia Milán con el propósito de estudiar en el Conservatorio de esa ciudad.  No logró ingresar a dicho centro porque, sorprendentemente, lo desaprobaron en las pruebas correspondientes.  Lo que dijeron sus examinadores es que estaba muy joven  y que sus ejercicios, definitivamente, carecían de especiales aptitudes para estas lides. El tiempo, dicho sea de paso, demostró todo lo contrario
El fracaso no lo amenguó y se puso a estudiar, a profundidad, con un famoso músico Vincenzo Lavigna, quien le dio a conocer las diferentes composiciones italianas del pasado al mismo tiempo que la alemana de la época. Lo nombraron maestro de música de la localidad de su mecenas en 1836. Este es el mismo año que contrajo matrimonio con la hija de su protector, Margherita Barezzi.
El éxito que obtuvo tres años después su primera ópera “Oberto Conde de San Bonifacio” en 1839, le procuró  un contrato con el prestigioso teatro de La Scala de Milán. Sin embargo, el fracaso fue una realidad ene su siguiente obra: “Un  Día de Reino”.
NABUCCO
La muerte de su esposa y de sus dos hijos, Virgina e Icilio Romano, lo sumieron en una profunda depresión en la que, inclusive, llegó a plantearse la posibilidad del abandono de la carrera musical. Sus tres familiares murieron, indistintamente, a lo largo de un año y en diferentes meses. La señora joven que no pasaba de los 40 años y los niños muy pequeños. Tragedia total.
Felizmente se recuperó y prosiguió en las tareas del pentagrama. La lectura del libreto de “Nabucco” le devolvió el entusiasmo por la composición. La partitura estrenada en 1842, recibió una acogida triunfal, no sólo por los innegables valores de la música, sino también por sus connotaciones políticas.
En efecto, el público se sintió identificado con el conflicto recreado en el drama. Cuando, precisamente, Italia permanecía en una larga crisis oprimida y dividida. A los italianos, las canciones les levantó, por completo, el espíritu
Apareció la costumbre de aclamar a Víctor Manuel, como Rey de Italia al decir y gritar fervorosamente “Viva Verdi”. Lo que ocurría es que el nombre del compositor era un acrónimo de la frase: Vittorio Emanuele Re dItalia. (Leer corrido las letras en negrita). En muchas de las representaciones de sus operas, ocurrieron verdaderos motines patrióticos que requirieron la intervención del Ejército.
Lo que es más significativo: los voluntarios cantaban algunos números de sus operas cuando iban a luchar contra las austriacos. Llegó a ser diputado y senador. La gente lo quería  por músico y por ser símbolo de la lucha por la reunificación de Italia
Con el éxito, Verdi consiguió su consagración como compositor y se convirtió, adicionalmente, en un símbolo de la lucha patriótica. Son estos los que el compositor calificó como “sus años de galeras”, en los cuales, por sus compromisos con los empresarios teatrales, se vio obligado a escribir una ópera tras otra.

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Una caricatura y al fondo un pentagrama.

OBRAS MAESTRAS
La situación comenzó a cambiar luego del estreno, en 1851, de “Rigoletto” y dos años más tarde, de “Il Trovatore” y “La Traviata”, sus primeras obras maestras. A partir de ese momento creó sólo aquello que deseaba componer.Sin embargo, muchos consideran quelamadurez del compositor comenzó con la obra “Don Carlos”, compuesta para la Gran Opera de París,
Su producción decreció en cuanto a número de obras, pero aumentó proporcionalmente en calidad. Y mientras sus primeras composiciones participaban de lleno en la ópera romántica italiana, según el modelo llevado  a su máxima expresión por  Donizetti, las escritas en este periodo se caracterizaron por la búsqueda de la verosimilitud dramática por encima de las convenciones musicales.
ADOPCION
La pieza lírica  “Aída”, hecha exclusivamente para la Opera de El Cairo que apareció en 1871, es ilustrativa de esta tendencia. Pues en ella las arias se redujeron, convirtiéndolas en más breves. Cada vez más integradas en un flujo musical continuo. Mientras que la instrumentación se  cuidó por completo. Como nunca se había realizado. Un éxito total
El músico tuvo una relación amorosa con la soprano Guiseppina Streppori, mujer bella y de decisiones extremas, que era reconocida como una de las cantantes italianas más importantes del mundo y había participado, inclusive, en alguna de sus óperas.
Llevaron un romance enteramente libre y, a partir de 1848, comenzaron a convivir en medio de las criticas, escándalos y polémicas que la gente protagonizaba. Como señal convencional de defensa a lo que se llamaba las buenas y tradicionales costumbres. La pareja, obviamente, defendía su privacidad.
 Posteriormente, ellos se casaron y adoptaron a Filomena, una prima segunda del compositor. Le pusieron de nombre y apellido, María Verdi. La hija postiza se casó con Alberto Carrara, hijo de un notario y fue la heredera universal del  ilustre creador.
Prácticamente retirado , Verdi aún llegó a componer un par de operas más con libretos del poeta Arrigo Boito  sobre textos de Shakespeare: “Otelo” y “Falstaff”. Esta última es una encantadora pieza cómica compuesta cuando el músio frisaba los 80 años.
En sus últimos años, trabajó en algunas obras que no tenían que ver con la opera. A pesar de no ser particularmente religioso, compuso obras litúrgicas como “La Misa de Requiem” (1874) y el “Te Deum”.
También creó el Himno de las Naciones que incluye las melodías de las canciones nacionales de Italia, Francia Inglaterra y Estados Unidos, con un texto, otra vez, de Boito y un cuarteto para cuerdas en mi menor (1873).
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MAS OBRAS
Entre Las otras creaciones del insigne creador figuran las siguientes: Los Lombardos (1843), Ernani (1844), Juana de Arco (1845), Attila (1846) Macbeth (1847), Jerusalén ( (1847), El Corsario (1848), Luisa Miller (1849),  Las Vísperas Sicilianas (1855), Aroldo (1857), La Fuerza del Destino (1862), D  y Un Baile de Máscaras (1859)
Falleció en Milán por efectos de un derrame cerebral. El músico dejó su fortuna para el establecimiento de una casa de reposo que se hizo realidad y llevó su nombre,ta destinada para los músicos jubilados. Su entierro causo una gran conmoción popular. El público entonó espontáneamente el coro de los esclavos de Nabucco. Completamente emocionante en medio de la tristeza. SE había ido de la faz de la tierra uno de los más conspicuos representantes de la composición clásica. 
La melodía vocal expresiva es el alma de las producciones del compositor. Con areas, duetos, tríos y cuartetos. Mientras que el coro juega un papel fundamental. Su estilo es inconfundible y bello si. Sin música, no hay vida. Verdi siempre da ello que es fundamento total ayer, hoy y siempre. (Choclito)

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