viernes, 11 de septiembre de 2015

CLARO...CLARISIMO

Continúa a todo galope la maraña en contra de Nadine Heredia y los supuestos actos de corrupción que habría protagonizado. Sin embargo, a pesar del tiempo transcurrido de varios meses, no hay nada concreto y las especulaciones sobre el tema cada día son mayores.
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 La luz de la claridad y del entendimiento no se ven por  ningún sitio. Pero, evidentemente,  tales elementos se necesitan, a gritos, por el bien del país que debe cambiar sus autoridades elegidas por el pueblo dentro de pocos meses, en las elecciones de abril del 2016.
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Para colmo de males, la Comisión del Congreso que preside la Congresista del Partido Popular Cristiano (PPC), Marisol Pérez Tello, emitió su informe final y recomendó que se investigue a la Primera Dama por el delito de lavado de activos. En buena cuenta, nada nuevo bajo el sol. En cuanto a aportes efectivos de este grupo multipartidario, cero balas. Qué manera de perder el tiempo.
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No hay que olvidar que Nadine, precisamente, obtuvo su primera victoria judicial cuando se archivó la investigación por este delito en los órganos de administración de justicia pertinentes. Les guste o no a los parlamentarios, esto es una realidad contundente e irreversible.
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A partir de ese momento ocurrido el pasado 14 de agosto, hace casi un mes, cobró fuerza y valor eminente, la teoría de que efectivamente se había frito y cocinado, deliberadamente, un apanado contundente en contra de la esposa del  Presidente Humala.
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Cierto es que la Fiscalía no estuvo conforme con la decisión y asegura que no se tomaron en cuenta los nuevos elementos hallados en sus pesquisas. Por eso se ha presentado un recurso de apelación para que se precise si también debe archivarse la investigación, en relación a los otros involucrados.
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 Entre ellos se encuentran: Ilan Heredia y Rocío Calderón, hermano menor y la amiga intima que compartía  la tarjeta de crédito  con la Primera Dama. La respuesta aún no ha sido dada y entonces la tela de araña crece notablemente. Justicia tardía no es justicia.

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El Fiscal que ve el caso, Ricardo Rojas, tiene la potestad, de acuerdo a  la decisión de la Sala Penal que tanto demora, de presentar un recurso de agravio ante el Tribunal Constitucional. Así es que  tenemos para rato “circo y carne para los leones”. Simplifiquemos, investiguemos y demos resultados. Esa es la voz, lo acertado. La ciudadanía está cansada de tanto vericueto legal. Que a nada bueno conduce.
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La parafernalia sigue y actualmente otro fiscal para variar, Germán Suárez, tiene a su cargo la investigación por el mismo delito que el anterior y como consecuencia de los aportes recibidos por el Partido Nacionalista, en la campaña presidencial del 2011. Lo que se debe precisar es concreto: hubo o no hubo plata del chavismo venezolano en la campaña humalista. Ya es tiempo de saberlo.
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La misma autoridad judicial, desde el 19 de agosto, tiene en su poder las cuatro agendas que se atribuyen a la Primera Dama y que tendrían información relacionada a los aportes económicos recibidos por el partido gobernante.
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Nada sabremos hasta el 22 de septiembre que será el dia D y clave.  En esta fecha, se ha citado a Nadine al Ministerio Público para que de su versión. Allí se le preguntará si reconoce como suyas las agendas. De lo que responda y de lo que arrojen los peritajes, se determinara recién si pasa a ser investigada.
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Mientras tanto, el Fiscal tiene que esperar el resultado de los recursos presentados por Ilan Heredia, Tesorero del Partido Nacionalista. El hermanísimo quiere que el Poder Judicial determine que las libretas son “pruebas prohibidas”. La argucia legal, evidente, para salir del embrollo.
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Hay hechos comprobados, claros, muy claros. Nadine se defiende muy mal ante la prensa, frente a las acusaciones. Cuando habla viene, inmediatamente, la duda de todos. Lo mismo hace su abogado, Eduardo Roy Gates, que ni una acierta y complica todo. No sabemos si a propósito.
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 Entonces, si la señora Heredia quiere salvarse que refuerce su tarea comunicativa y, no hay otra, que cambie de abogado. Si en el medio capitalino, hay tan buenos penalistas que pueden cumplir un mejor papel de manera concreta. Decídase señora Heredia. Le hará bien.
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Este Roy Gates,  sin un solo pelo en la cabeza y parece que neuronas tampoco, tiene sus bemoles sobre todo porque se le conoce en los medios judiciales como abogado de narcotraficantes.la familia Sánchez Paredes salta a la vista. Dime con quién andas y defiendes y te diré quien eres. ¿O no?
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Hay un asunto que debe quedar claro. Mientras que no se le pruebe a la señora Heredia que haya cometido un delito no se le puede señalar y obviamente juzgar. La presunción de inocencia hay que respetarla. Pero investigando a profundidad, definitivamente. Eso sí, sin manchar honras.
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Muy lamentable lo que ha ocurrido con la periodista Milagros Leiva, a quien con razón la sacaron de las filas del diario “El Comercio” y de los canales 4 y N de TV. Una aguerrida entrevistadora de fibra y talento que sufre los embates de una mala decisión lindante inclusive en  líos delictuales serios: haber pagado por la entrevista al corrupto, Martin Belaunde Lossio, la significativa suma de 30 mil dólares.
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Ello evidentemente es criticable e inadmisible por donde se le mire y se le juzgue: La información, sea la que fuere, es completamente gratuita tanto del que le da como del que la recibe. No puede haber, de ninguna manera, el vil metal de por medio.
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Allí si que erró, por completo, la reportera y conductora aunque la plata haya salido de su bolsillo y le pertenecía a ella, según declaró, como producto de sus ahorros. Ello implica inclusive una investigación judicial y ojala se pruebe que  fue así.
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La primera duda es pensar que, efectivamente, se puede ahorrar y guardar esa cantidad con un sueldo que provenga de un medio escrito y otro televisivo. Caben sólo dos posibilidades. Una de ellas es que sea cierto, con lo que Leiva se habría convertido en una de las  mejores comunicadoras pagadas del país, o que el dinero haya procedido de otras fuentes. Hay la obligación de que ello, la disyuntiva, se precise con lujo de detalles. No puede mantenerse  en el aire, sin saberse efectivamente la verdad. 
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La cosa no queda allí sino que implican otras consecuencias que son graves. El pago indebido realizado al curaca blanco Juliano Arista, protector de Belaunde Lossio,  daba lugar a cambio la revelación de papeles que, de ser mostrados, se tumbarían a este gobierno y muchos personas, de influencia y enteramente conocidas, estarían en la cárcel acompañando al hombre de las transacciones turbias.
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Evidentemente que la denuncia es gravísima y, de la misma forma que lo otro, también tiene que ser corroborada. Más aun cuando el tenor de los documentos los conoce la propia Milagros. Pero las pruebas no las tiene porque el curaca la engaño, se fugó y no dio nada a cambio. Entonces ninguna revelación. Si eso es así para qué se anuncia ello. No tiene sentido.
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Mucha irresponsabilidad y poquísima cautela hay en todo esto, porque de por medio esta la salud moral del país. Como expresión eminente de sociedad integral que debe tener, siempre, una reserva de índole moral solida. Actuando así, precisamente, lo que se hace es hundirnos más en la corrupción imperante en el país. No se pueden dejar las cosas a medias.
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La truculencia vuelve a tomar vuelo rasante, después de que Leiva tiene el empacho de declarar enfáticamente que investigaba el caso de la servidumbre, para las tareas del hogar de los Humala Heredia, la pareja presidencial, donde hay un muerto de por medio, Emerson Fasabi, uno de los trabajadores, que habría sido asesinado. Su cadáver se movió sin presencia del Fiscal, se lo llevó a la morgue, durante diez días, hasta que se lo llevó a su madre y se le enterró. Aquí también se dejan las cosas a medias y eso tampoco puede ni debe ser.
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El periodismo tiene la obligación de investigar  pero, de ninguna manera, puede ser vehículo directo de la peor de las desinformaciones que dejan a los peruanos, de toda clase y condición, completamente turulatos y sorprendidos, sin saber qué es lo que exactamente pasa.
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 Hacerlo así por así y de forma tan ligera es caer en el peor de los amarillajes y en los efectos malignos de la famosa y desprestigiada prensa chicha que, en la década de los 90, hizo tanto daño a diestra y siniestra. Ya es tiempo de cambiar.

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Hay postergaciones justificables y otras que merecen las criticas implacables y corregidoras. El Coronel Jesús Zamudio se entregó a la justicia después de más de 10 años e ingresó a la cárcel. Su proceso debió de iniciarse de inmediato.
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 Pero ahora resulta que la Fiscalía y la Procuraduría pidieron más tiempo para estudiar el expediente que aclararía el caso Chavín de Huántar. Si efectivamente se realizaron ejecuciones  extrajudiciales Todo camina a pie de plomo en el sistema de administración de justicia. Celeridad, celeridad es la voz. (Noé)

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