sábado, 24 de enero de 2015

NIETO: EL QUIJOTE DE LA LEY

Conservó una característica peculiar y valiosa que lo definió por completo al lado de las causas justas y el predominio de la ley. De una manera tan arraigada que  concienzudamente tuvo una constante admirable de respaldar, por siempre, a la autoridad legítima y la Constitución. Lo que complementaba con una vasta cultura clásica que lo hizo un militar y político peruano enteramente singular. Lo llamaron incluso el Quijote de la Ley y el Mariscal Greco Romano, en son y rintintín total de admiración, recordando al hidalgo personaje de Cervantes y a los antiguos  guerreros romanos que respetaban  y veneraban, por completo, el orden y la autoridad. Por tantas cualidades innegables lo nombraron Jefe del Estado Provisorio del Perú, cargo que desempeñó con esos bríos, por un corto periodo, entre los años de 1843 y 1844.
Domingo Nieto Márquez, ejerciendo tan alto puesto que equivalía exactamente al de Presidente de la República, adquirió de un momento a otro una enfermedad y, desafortunadamente, murió a la temprana edad de 40 años cuando tenía mucho por hacer y  aportar, con creces, a favor de la patria y la libertad en las que creía a pie juntillas, con sólidos principios de entrega total.
Hijo de Domingo Nieto Hurtado Tesorero Perpetuo del Tribunal de la Santa Cruzada de Arequipa y de María del Carmen Márquez. Pertenecía a la ilustre familia de los Condes de Alastaya. Nació en una hacienda cercana al puerto de Ilo, el 15 de Agosto de 1803.


Domingo Nieto amante de la Constitucion y las leyes.

PATRIOTA
 Pero el mismo se consideraba moqueguano, por razones de descendencia familiar. No se sabe, exactamente, donde estudió. Sin embargo, lo que  se presume es que lo hizo en el colegio de los Betlemitas, ubicado en el hospital de la capital de dicho departamento.
Muy joven aún se incorporó a la avanzada del Ejército Libertador que llegó a Moquegua al mando de Miller, en el mes de mayo de 1821. Participó valientemente en el Combate de Mirave  y lo mismo hizo durante la  Segunda Campaña de Intermedios, en las filas del Regimiento Lanceros de la Guardia.
Luego, bajo el mando  del General José de la Mar, intervino en la campaña libertadora de Bolívar. Estando presente y luchando en las dos grandes batallas finales de la Independencia que marcaron por completo la victoria peruana: Junín y Ayacucho, ocurridas en 1824.
Acompañó al Mariscal Antonio José de Sucre en la campaña del Alto Perú, luchando en la toma de Potosí.  Concurrió enseguida al segundo sitio del Callao hasta su culminación con la capitulación de Rodil.
También cumplió un destacado papel protagónico enfrentándose a los rebeldes iquichanos de Huanta que, aún e inexplicablemente, peleaban a favor del Rey de España. Al poco tiempo marchó al norte comandando el Primer Regimiento de los Húsares de Junín, tras el estallido de la guerra entre Perú y Colombia. 
BATALLA
Durante la batalla del  Portete de Tarqui, estallada el 27 de Febrero de 1828, encabezó una carga de los Húsares y contuvo el ataque de la caballería enemiga. Sostuvo un duelo con el comandante enemigo José María Camacaro, a quien atravesó y mató con su lanza. Este episodio memorable le ganó la fama de intrépido que la mantuvo a lo largo de su vida como virtud.
Según cuenta Enrique Chirinos Soto en su libro sobre la Historia del Perú, el combate singular con Camacaro se llevó a cabo como en los torneos medioevales, a fin de ahorrar la sangre del resto de la oficialidad y  de la tropa
El rival era hercúleo y de enorme talla a punto tal que lo llamaban “el gigante” El peruano, antes bien, era de corta estatura. No obstante la aparente desventaja física, Nieto aceptó el reto y la proposición sin temer a nadie.
Partieron los caballos al galope. Se cruzaron las lanzas y, contra todo pronóstico, el gigante fue atravesado y muerto al instante. Nieto obtuvo, impecablemente, la victoria. Entonces, a despecho de lo estipulado, los colombianos enfurecidos atacaron súbitamente,
Ante tal desbarajuste de violencia, el comando de nuestro país ordenó la retirada. Más tarde al atravesar un desfiladero, los peruanos divisaron las tropas de Sucre que, desde las alturas, dominaban completamente la situación.

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El regimiento que lleva su nombre como recuerdo imperecedero.

HONORES
Los compatriotas se prepararon para lo peor. El vencedor de Ayacucho ha tenido ya noticia del épico lance e hidalgamente en vez de ordenar el ataque que pudiera ser a mansalva, dadas las circunstancias, se descubrió y saludó al héroe peruano. A renglón seguido, cuando nadie lo esperaba, ordenó se le rindan honores militares.
Nobleza obliga. Nieto respondió al saludo del adversario. El parte de la batalla de Portete de Tarqui  dio cuenta, con el  acostumbrado laconismo castrense, de la bravura de Nieto. Por su parte, el caballeroso episodio fue narrado, con algunos detalles, por el Dean  Valdivia en sus Memorias y está certificado por la autoridad de Jorge Basadre, en la edición de su monumental Historia de la República.
En la campaña con Gamarra desatada en la frontera con Bolivia, estuvo al mando de una brigada de caballería. Ante La Convención Nacional, asamblea legislativa, Nieto fue propuesto como candidato para elegir al presidente provisorio, compitiendo con Pedro Pablo Bermúdez y Luis José de Orbegoso. Este último fue el elegido. A Nieto lo ascendieron a General de Brigada a la edad de 29 años. 
JEFE
Asumió la Comandancia Militar de Arequipa y organizó  la resistencia cuando ocurrió el levantamiento de Bermúdez contra Orbegoso. Fiel a sus principios de la defensa de la autoridad legal.
Enfrentó a las fuerzas rebeldes de Miraflores y en Cangallo, acciones que le fueron adversas. Finalizada la guerra civil, tras el Abrazo de Maquinhuayo,  fue designado jefe político y militar de los departamentos del sur. No aceptó el grado de General de División porque consideraba que no era momento para ascensos por efectos de la lamentable conflagración interna.
Pasó a Lima donde lo designaron Inspector General del Ejército. Cuando Salaverry se rebeló, lo tomó preso y a renglón seguido desterrado a California a bordo de la goleta Peruviana. Logró reducir a la tripulación merced a dos pistolas que le envió su esposa, escondidas en un atado de ropa
Desembarcó en Huanchaco, Trujillo, organizando una vez más la defensa de la legalidad en contra de Salaverry. Pero no logró reunir muchas tropas. Los propios soldados y oficiales lo entregaron al caudillo.
Este último le ofreció la jefatura del ejército e incluso la presidencia, a cambio de ponerse a sus órdenes.  Pero Nieto se negó porque, por principios arraigados en lo más hondo de su ser, no podía servir a un gobierno ilegitimo. Lo desterraron, entonces, a Santiago de Chile.


Su estatua de bronce que lo hace inmortal.

PROPUESTA
Al enterarse de los arreglos entre Santa Cruz y Gamarra para invadir el Perú, el moqueguano regresó  a  Arequipa y se puso a órdenes del Presidente Orbegoso. Pero al conocer del pacto entre este último y el primero en la cual se autorizaba el ingreso de tropas bolivianas al país, condenó duramente tal posición y solicitó que las decisiones sean tomadas por un Congreso Nacional representativo. Su propuesta fue desoída. Por lo que se marchó nuevamente a Chile, completamente decepcionado.
Retornó a suelo peruano en 1836 y trató de persuadir a Orbegoso para que se apartara de Santa Cruz, pero no lo logró. Nombrado Ministro Plenipotenciario en Ecuador no alcanzó a desempeñar el cargo y permaneció en el Perú como Prefecto  y Comandante General  del departamento de La Libertad.
Establecida la Confederación Peru-Boliviana, Nieto se mantuvo fiel a Orbegoso, quien en 1837 fue elegido Presidente del Estado Nor Peruano. No se comprometió con el régimen confederado y se puso al servicio de la voluntad del pueblo. 
REINCORPORACION
Finalmente decidió alzarse contra Santa Cruz y proclamó la libertad del Estado Nor Peruano el 30 de Julio de 1838. Orbegoso, indeciso al principio, terminó por plegarse a dicha causa. Al producirse el arribo de la expedición restauradora chileno-peruana, ésta quiso aliarse con las fuerzas orbegosistas para luchar contra Santa Cruz.
Nieto, Orbegoso y Vidal rechazaron tal alianza al ver en los chilenos una nueva amenaza contra la independencia nacional. Los restauradores avanzaron sobre Lima y, pese a la oposición de Nieto, se libró  el Combate de Portada de Guías. Los orbegosistas fueron derrotados y el moqueguano se  refugió en el Callao hasta que de manera voluntario partió a Guayaquil.
Retornó al Perú cuando Santa Cruz fue derrotado y entonces se reincorporó al Ejército.  Lo primero que hizo  consistió en ofrecer su apoyo a la autoridad constitucional representada por el General Juan Francisco de Vidal, en contra del pronunciamiento ilegal del General Juan Crisóstomo Torrico. Al frente de sus fuerzas cohesionados, lo derrotó en la batalla de Agua Santa. Por eso mismo lo ascendieron  a gran Mariscal.
Nombrado Prefecto de Moquegua, asumió el comando militar de los departamentos del sur. Tras el triunfo en Lima de la revolución del General Manuel  Ignacio de Vivanco, se negó a prestar juramento al nuevo gobierno por considerarlo usurpador y optó por dedicarse a la agricultura en una hacienda cercana a Lima. Más tarde  enviado al destierro rumbo a Chile. Pero interrumpió la travesía y desembarcó en Arica, ciudad que en aquellos tiempos era todavía peruana.
Hacia 1843 inició en Tacna la revolución en defensa del orden constitucional, contando con la colaboración del General Manuel de Mendiburu. Luego se sumó el valioso apoyo de Ramón Castilla que se sublevó en Tarapacá.


Moquegua la ciudad de su familia.

JUNTA DE GOBIERNO
Ellos desconocieron la autoridad de Vivanco a favor de Justo Figuerola, el gobernante legítimo y proclamaron la vigencia de la Constitución de 1839. Nieto triunfó sobre las fuerzas vivanquistas en Pachía cerca a Tacna y en San Antonio al lado de Moquegua. Dominó todo el sur, salvo Arequipa inquebrantable en su vivanquismo.
En  Tacna, el 3 de Setiembre de 1843, se instaló una suprema junta de gobierno provisoria de los departamentos libres cuya presidencia asumió Nieto, con el exclusivo propósito de restablecer el ejercicio pleno de la Constitución.
El caudillo se trasladó al Cusco y se hallaba en plenas funciones cuando lo atacó una enfermedad al hígado y falleció repentinamente el 17 de Febrero de 1844. Sin embargo, había redactado dos proclamas. Una dirigida a la nación y otra al Ejército de adhesión a los principios legítimos y constitucionales. 
TESTAMENTO
En su testamento pidió que se le amortajase con un hábito sagrado y se le enterrara cerca a San Antonio, donde obtuvo una resonante victoria. Regaló a Castilla dos de sus mejores caballos y confesó que moría  pobre dejando muchas deudas, una viuda, numerosos hijos ya crecidos y uno por venir. Según el Dean Valdivia, su amigo y confidente, corrió el rumor que fue envenenado. Pero de ello no existe evidencia.
En 1936, al crearse por ley el departamento de Moquegua, se dispuso que una de las dos provincias de esa jurisdicción geográfica llevase el nombre del militar y político. El Congreso lo declaró Prócer en 1954 y  sus restos fueron traídos del sur para ser enterrados en el Panteón de los Próceres, ubicado en el Parque Universitario.
El Regimiento de Caballería  Mariscal Domingo Nieto forma parte de la Escolta del Presidente de la República, cuya misión principal es la de garantizar la seguridad del mandatario y del Palacio de Gobierno situado en la Plaza de Armas de Lima.
Principios los tenía. Lealtades le sobraban y la historia lo reconoce en toda su verdadera dimension. Los actos positivos  y  extremadamente  valientes de su vida fueron realmente excepcionales y hay que recordarlo siempre. (Noé)

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