domingo, 30 de noviembre de 2014

INVASION DE HOLANDA Y BELGICA

Aunque tenían todas las razones para sospechar que los nazis las incluirían en sus planes de conquista-pues los planes militares habían caído en sus manos- Bélgica y Holanda se aferraban a la esperanza que de algún modo su neutralidad las protegería de lo inevitable. Pero la geografía las había colocado precisamente en el camino de la Wehrmacht. Avanzando a través de las fronteras septentrionales, un Grupo de Ejércitos alemán paralizó a los Ejércitos holandés y belga y atrajo hacia sí a los franceses e ingleses, mientras que por el Sur los “Panzer” de otro grupo desencadenaron su ataque, lanzándose a una larga e incontenible carrera hacia el mar.
A principios de 1940 Alemania se hallaba en una situación verdaderamente ventajosa. Hitler intuyó entonces que Francia estaba madura para la invasión: la guerra era impopular en todo el país galo y, gracias a la eficacia de la propaganda alemana (a la que se unía la rusa). La moral del Ejército francés era baja.
Además Italia había asegurado su apoyo activo a Alemania, si bien esta circunstancia no podía tener una influencia muy directa en el desarrollo de las operaciones. Finalmente Hitler había tomado una de sus “decisiones irrevocables”: la de ignorar la neutralidad de los países bajos.



El bombardeo se ha desatado.

DOBLEZ
La tranquilizadora declaración de amistad hacía Bélgica y Holanda, pronunciada por el Führer el 6 de Octubre de 1939, fue una verdadera obra maestra de doblez. En efecto, sólo tres días más tarde su directiva secreta N° 6 ordenaba a los jefes de Estado Mayor la ofensiva en Occidente.
El 19 de Octubre de 1939 el Alto Mando alemán redactó la primera versión de su ambicioso “Plan Amarillo”. En el transcurso de los meses, dicho plan experimentó numerosas modificaciones hasta que la versión definitiva-puesta a punto por Manstein, y que preveía un gigantesco movimiento de guadaña realizado por una potente masa acorazada que avanzaría desde la línea Yvoir-Sedán hasta la Costa- se tradujo finalmente en ordenes de operaciones el 27 de Febrero.
El ataque principal debería efectuarse en las Ardenas, donde el grueso de las fuerzas acorazadas rompería la línea del Mosa. A esta ruptura le seguiría un rápido avance hacia el Norte. Como se había previsto que las tropas francesas e inglesas avanzarían hacia las zonas centrales de Bélgica, el avance los carros alemanes las aislarían en seguida del resto de Francia.
Se daba gran importancia a la rapidez elemento esencial de la guerra relámpago. Bélgica y Holanda serían atacadas directamente, sin declaración formal de guerra. A la primera, por encontrarse en el eje de la penetración enemiga, y a la segunda porque sus puertos eran fundamentales para un ataque a Inglaterra. 
MULETA DEL TORERO
De este modo los ejércitos aliados del sector septentrional quedarían inmovilizados  y luego cercados por el sur. Según las famosas palabras del Capitán Liddell  Hart, el objetivo era “agitar  la muleta del torero ante los ejércitos aliados del norte” para distraer su atención y atacar después de flanco, a través de las Ardenas, con las fuerzas acorazadas. No se atacaría la línea Maginot, que, como su gemela la Sigfrido, se extendía a lo largo de la frontera oriental de Francia.
Después de destruir los ejércitos aliados en el norte, la Wehrmacht debía realizar, lo más rápidamente posible, la segunda fase. O sea la destrucción de las fuerzas enemigas que se encontraban al sur del Somme y detrás de la línea Maginot.
En 1914 la estrategia francesa estaba dominada por las doctrinas ofensivas propugnadas por el Mariscal Foch. En 1939, el mando francés que había asimilado mal las lecciones de la Primera Guerra Mundial, sostenía las teorías defensivas, que tenían su expresión más concreta en la línea Maginot.
 No obstante, lo más criticable no era la línea en sí misma, sino la “mentalidad Maginot”. La confianza francesa en la invulnerabilidad del “muro” era tanta que muy pocos previeron la inminente ofensiva alemana.
En lo que concierne a Gran Bretaña, aún teniendo en cuenta todas las circunstancias, debe advertirse que no había conseguido situar sus tropas en el continente con la misma rapidez con que lo hizo en 1914.


Los cvombatientes de la causa belica.

SITUACION REAL
El 10 de Mayo, el Cuerpo Expedicionario británico no superaba las 10 divisiones ni los 300 carros de combate (casi todos ligeros), y no alcanzaría la totalidad de sus efectivos antes de Septiembre, en que Gran Bretaña debería tener en campaña 32 divisiones.
También en Holanda, a pesar de las repetidas advertencias de la reina Guillermina, eran muy reacios a gastar dinero en necesidades militares. No obstante, entre 1938 y 1940, ante el creciente peligro nazi, el Gobierno autorizó considerables gastos para equipar mejor las Fuerzas Armadas.
El 10 de Mayo el Ejército holandés contaba con un total de 10 divisiones. Esta fuerza se emplearía para guarnecer un amplio sistema de defensas naturales (constituido por los canales navegables y zonas inundadas), con una línea defensiva avanzada a lo largo del Ijssel y el Mosa, una línea de cobertura apoyada en los pantanos del Peel y en el curso del Grebbe y otra línea defensiva principal, que protegía la llamada “fortaleza Holanda”, con las ciudades de Rotterdam, La Haya y Amsterdam.
En Mayo de 1940 Bélgica movilizó un ejército de  600 mil hombres. Lo cual si se tiene en cuenta que se trata de un pequeño país de 8 millones de habitantes, demuestra lo aguda que era la conciencia del peligro y lo excepcional del esfuerzo bélico sostenido.
DEBILIDAD
Ya en 1936 el tiempo de servicio en filas se había aumentado a doce meses en lugar de ocho y los gastos para la defensa ascendieron hasta alcanzar casi el 15% del presupuesto total. En 1939, al decretarse la movilización, se pasó de las ocho divisiones que constituían la fuerza del Ejército en tiempo de paz a 22 grandes unidades, entre ellas dos divisiones de cazadores de Las Ardenas y dos divisiones de caballería.
Por este rápido y fragmentario reforzamiento fue, en gran parte, la causa de la debilidad del Ejército belga. Las unidades de reserva no estaban convenientemente encuadradas por oficiales, y muchas veces, la acción de mando era insuficiente. El equipo era mediocre y la infantería, con sus grandes efectivos, maniobraba con dificultad y estaba sobrecargada de personal.
Una de las dos divisiones de cazadores de las Ardenas así como las dos divisiones de caballería eran motorizadas, pero en cambio no tenían carros de combate: los belgas consideraban que las fuerzas acorazadas eran un instrumento bélico totalmente ofensivo y fundándose en ello y teniendo  en cuenta la neutralidad de su país las había rechazado.
La aviación era anticuada, no sólo por falta de dinero para nuevas adquisiciones, sino también porque las naciones beligerantes no disponían de aviones sobrantes para dárselos a Bélgica y, desde luego, el país no estaba en situación de construirlos por cuenta propia. Cuando, a fuerza de mucho insistir, consiguió que le cedieran 24  Hurrricanes y 24 Fairey  Battle , la mayor parte de los 200 aviones que constituían su aviación ya eran casi prácticamente inservibles.


El horror de la destruccion total

CANAL ALBERTO
El 10 de Mayo el Ejército belga se había desplegado, aprovechando las características físicas del país, en las posiciones que defendían los dos grandes ríos paralelos, Escalda y Mosa y el canal Alberto, proyectado y concebido para ser utilizado también con fines militares.
La línea defensiva avanzada corría a lo largo de la frontera, desde Amberres hasta Arlon. La línea defensiva del Canal Alberto, con obras de cemento, carreteras y puentes preparados para su interrupción y demolición, se apoyaba en la plaza fuerte de Lieja, modernizada y reforzada con cuatro fuertes, entre ellos el de Ebern-Emael, considerado como el mejor sistema fortificado belga.
El canal Alberto servía de línea de cobertura, detrás de la cual el Mando Supremo situó el grueso de las fuerzas, con la esperanza de poder contener en aquella zona cualquier ataque hasta la llegada de las tropas aliadas.
La línea defensiva principal, que se encontraba en una posición todavía más retrasada, atravesaba el país por la mitad, partiendo desde Amberes y dirigiéndose al sur, hasta la plaza fuerte de Namur. 
ABERTURA
Esta línea conocida como KW, se apoyaba en el Dyle, formando un obstáculo contra carros continúo desde Amberes a Wavre. Pero el 10 de Mayo de 1940 los trabajos para completarla no habían terminado aún en el sector Wavre-Namur, lo que dejaba abierto un paso a los alemanes.
El 10 de Marzo de 1940 se produjo un incidente que tuvo profundas consecuencias. Aquel día, un avión alemán que llevaba a bordo a dos oficiales, tuvo que efectuar un aterrizaje de emergencia en Malinas, después de haber perdido su ruta sobre territorio belga. Uno de los oficiales llevaba consigo una cartera que contenía las órdenes de operaciones destinadas al Grupo de Ejércitos B y que no consiguió destruir totalmente antes de ser detenido.
Los documentos se  estudiaron inmediatamente y ya no hubo dudas sobre su autenticidad: dichos documentos revelaban que Bélgica se encontraría en el centro de la dirección de penetración enemiga. Además, los alemanes tenían previsto el empleo de tropas aerotransportadas, y cuando estallasen las hostilidades tampoco Holanda salvaría su neutralidad, como había sucedido en 1914.
De un modo más bien apresurado-sin consultar siquiera al Gobierno- el Jefe de Estado Mayor General Vandenbergen, dispuso la inutilización de las defensas de la frontera francesa, considerando que los ejércitos aliados avanzarían rápidamente por territorio belga, puesto que en seguida se había informado a París y Londres de los documentos capturados y de la probabilidad de un ataque inminente. Pero en aquellos momentos, Francia e Inglaterra prefirieron no intervenir, esperando que Bélgica tratase el asunto con Alemania por vía diplomática.
CENSURA
Después de una atenta consideración, y porque el ataque previsto no se había realizado, el Gobierno belga censuró la inutilización de las instalaciones defensivas en la frontera francesa. El 15 de Enero se volvieron a poner en servicio, se reprobó el comportamiento del General Vandenbergen y se le destituyó.
Si bien los intentos de enlazar el sistema belga con el de la provincia holandesa de Brabante fracasaron, los Aliados consiguieron al fin poner a punto un plan general denominado “Plan Dyle. La finalidad de este plan era sustituir la línea de frontera por una línea defensiva más corta y más adecuada para la defensa y que atravesaba, de un modo casi rectilíneo, el centro del país.
Naturalmente el éxito del “Plan Dyle dependía de que el Ejército belga consiguiese defender el Canal Alberto durante cinco días por lo menos, tiempo que el General Gamelin consideraba suficiente para que llegasen los refuerzos necesarios.
El 9 de Abril, mientras estos planes estaban todavía en una fase de preparación, Alemania invadió Dinamarca y Noruega. Francia  y Gran Bretaña solicitaron que se permitiese la entrada de sus tropas en Bélgica. El momento parecía  propicio.


Todo esta consumado.

ULTIMATUM
Sin embargo, el gobierno belga rechazó las proposiciones aliadas. La situación parecía momentáneamente más tranquila.  Se supo que Alemania preparaba un ultimátum a Bélgica. Los holandeses suspendieron los permisos a sus soldados.
Hasta que se supo que Alemania habia dado la orden de atacar. Los alemanes ya estaban haciendo movimientos de tropas. Bélgica  decidió proclamar el estado de alarma y la noticia se transmitió a Londres y París.
En Francia había estallado una crisis política que casi provocó la dimisión del General Gamelin. Muy pronto llegaron noticias de que los aviones enemigos volaban sobre el país y se  conocieron  asuntos relacionados con bombardeos. Ya se había violado la frontera y atacado el fuerte de Eben.Emael.
La alarma aérea y las explosiones fueron una realidad en la capital. Recién allí los belgas recurrieron a Inglaterra y Francia. En cuanto recibió el aviso, el Comandante en Jefe francés, desde Vincennes, comenzó a poner en práctica, como estaba establecido, el Plan Dyle y  las tropas aliadas entraron en Bélgica: la “guerra extraña” había terminado.
MISION
De las 137 divisiones que Alemania tenía en Occidente, empleó 72 en la ofensiva inicial, excluyendo las reservas, que habrían podido llegar al frente en un tiempo mínimo. La misión era destruir el Ejército holandés, asegurarse el dominio del Canal Alberto y detener los  Ejércitos aliados en el Norte.
La resistencia holandesa cesó rápidamente y el Ejército depuso las armas. Las unidades de la Marina holandesa, juntamente con la Reina Guillermina y su Gobierno, cruzaron el Canal de la Mancha para continuar la lucha en Inglaterra.
Los alemanes destruyeron en tierra 53 de los 179 aviones belgas y todos los centros de comunicaciones importantes habían sido bombardeados. Reinaba el caos. La población era presa del pánico. Los fugitivos se desparramaban por las carreteras. Tropas aerotransportadas alemanas estaban tomando tierra dentro del fuerte de Eben-Emael. Ellos dominaban la orilla izquierda del Canal Alberto, no obstante la resistencia holandesa.
Hitler difundió un comunicado anunciando la caída del canal Alberto y del fuerte. El anuncio tuvo muy graves repercusiones en la moral de las tropas y en la opinión pública belga. Parecía que los alemanes eran invencibles. 
AMENAZAS
Los aliados seguían avanzando y alcanzaban sus posiciones al norte del Mosa. La línea defensiva se extendió por completo. Esta maniobra se realizó con dificultad ya que las unidades Panzer alcanzaron Tingres, amenazando a los belgas por la retaguardia. Afortunadamente, los alemanes no aprovecharon a fondo su ventajosa situación y las unidades belgas pudieron retirarse detrás del Gette
La Luftwaffe bombardeaba sistemáticamente las vías de comunicación, pero los puestos franceses consiguieron contener a algunas unidades avanzadas del Panzerkorps, en tanto que en otros sectores sólo algunas unidades de exploración alemanas consiguieron tomar contacto con la línea defensiva
En Casteau, cerca e Mons, tuvo lugar una entrevista entre el Rey Leopoldo, Daladier, los generales Georges y Billotte y el Jefe de Estado Mayor del Cuerpo Expedicionario británico, sir Henry Pownall.
Se nombró  coordinador a Billotte, pero estas labores nunca las hizo con efectividad. No había directivas para nadie y enlace alguno. Por eso mismo murieron muchos soldados en medio de la batalla que desataron los alemanes. Los franceses comenzaron a retirarse
El Cuerpo de la Caballería Belga se retiro a la línea KW, mientras la infantería se alineaba dispuesta a combatir apoyadas  por tres divisiones francesas. Los ingleses cubrían de Lovaina a Wavre. De Wavre a Namur desplegaban seis divisiones del Ejército francés.
ATAQUE
Los Panzer división, con numerosas divisiones de infantería, atacaron al Ejército francés. En conjunto las posiciones francesas resistieron el ataque, pero todas las reservas escasas por cierto, tuvieron que desplegarse en abanico para protegerse por el Sur.
Más al Norte, los alemanes consiguieron penetrar en Lovaina en el sector de la División 3 inglesa mandada por Montgomery, pero después fueron rechazados por un vigoroso contraataque, apoyado por artillería. Por lo demás, ningún otro sector del frente estaba amenazado
El General Billote tomó una decisión de suma gravedad: era preciso que las  fuerzas aliadas en Bélgica se retiraran a la línea del Escalda y a las antiguas posiciones de frontera. Esto significaba el abandono del Plan Dyle. Nada de esto se comunicó a los belgas y los ingleses. La rendición fue una realidad.
Sin embargo, el enemigo no estaba todavía en condiciones de organizar un ataque sistemático contra las fuerzas que se replegaban. La retirada de las tropas belgas e inglesas se realizó normalmente y fue cubierta por las fuerzas de retaguardia.


Los camiones con los soldados a bordo

PROTECCION
Fue también necesario proteger el flanco septentrional de la retirada. Las tropas francesas en error  tras error se dispersaron.  Su jefe el General Giraud fue capturado  por una patrulla alemana.
El 20 de Mayo el Ejército belga sostenía el frente desde Terneuzen hasta Oudenaarde con 11 divisiones en primera línea y siete de reserva. Las fuerzas inglesas estaban desplegadas en el Escalda con siete divisiones y una de reserva
Lord Gort decidió asegurar su sector por cuenta propia. Situó algunas de sus unidades en el rio Scarpe, cerca de Arrás y a lo largo del Canal de La Bassée, asegurándose de este modo cierta protección en todas las direcciones.
La preocupación del mando británico era muy comprensible, dada la atmósfera que reinaba por aquellos días en el Alto Mando francés, donde, al parecer, nadie se daba perfecta cuenta de la magnitud del desastre.
Mientras tanto en Francia el General Gamelin fue destituido de su cargo precisamente en el momento que estaba ordenando una contraofensiva contra el flanco de las formaciones acorazadas que habían efectuado la irrupción  en sus líneas
El anciano General Weygbond sustituyó a Gamelin. Lo primero que hizo fue anular la orden de contraofensiva y luego tomó la decisión de acudir al frente para comprobar el estado de las tropas.
OPERACION
Los ingleses iniciaron solos acciones contra los alemanes al mando del General Martel que consiguió organizar una punta ofensiva con tres batallones de infantería y 74 carros de combate, 58 de ellos ligeros.
La operación realizada con energía fue un verdadero golpe para las unidades avanzadas de la división del General Rommel y para la unidad Totenkopft.  La agrupación inglesa avanzó 16 kilómetros y destruyó gran número de carros de combate antes de ser detenidos. Lo que efectivamente sucedió. Martel se vio obligado  a retirar sus fuerzas de  inmediato.
Pero este contraataque en Arrás causó a los alemanes un deprimente estado psicológico: la sorpresa había sido tan  grande que inéditamente Rommel se asustó e informó al comando de alemán que hizo retroceder a las Panzerdivision. A partir de aquel momento los alemanes  demostraron cierto nerviosismo en la dirección de las operaciones
La situación para los aliados empeoró con la muerte del General Billotte, víctima de un accidente de carretera cuando regresaba a su puesto de mando. Durante el resto de la campaña, por la desorganización, cada ejército se vio obligado a actuar por cuenta propia.
OPERACION
Los carros de combate alemanes habían cubierto los 380 kilómetros que separan Bastogne de la costa en unos diez días aproximadamente. La operación “guadaña” con gran habilidad había puesto en fuga a  todas las fuerzas que habían tratado de detenerla. Sin embargo, a pesar de este empuje, las fuerzas alemanas necesitaron otros 16 días para cubrir los 50 kilómetros que separaban Abbeville de Dunkerque.
Hitler divagó, detuvo las unidades acorazadas y ordenó además que esta detención sea permanente en lugar de temporal. Mientras tanto, el  Ejército belga estaba desplegado y en contacto con el enemigo en un arco de 95  kilómetros que se extendía desde Menin hasta el mar.
A pesar de las graves pérdidas sufridas en hombres y en material, la moral de algunas unidades  belgas seguía siendo excelente,  pero en otras se había infiltrado cierto derrotismo. La artillería alemana sometió a un intenso fuego las defensas aliadas situadas entre Courtrai y Menin, mientras los Stuka extendían el ataque a la retaguardia. Arrollaron con todo,
Los alemanes rompieron el frente de los aliados y formaron una nueva cabeza de puente todavía más al Norte, Las horas del ejército belga estaban contadas. En efecto, los alemanes atacaron con violencia en el Oeste, en una línea comprendida entre Geluwe e Izegem. Además forzaron el paso del canal derivado Deynze Heist.
Como reserva sólo quedaban los restos de tres divisiones, pero se trataba de tropas que habían soportado días de durísimos combates. La situación del ejercito belga era grave. Se había llegado al límite de toda resistencia.
RENDICION
En estas trágicas circunstancias se inicio el último dí de lucha del Ejército belga. El mayor peso del ataque alemán se concentraba en el sector del frente en dirección a Tielt, donde en las ultimas horas de la mañana se abrió una brecha de más de 8 kilómetros. Y como no se disponía de medios adecuados para taponarla, los alemanes encontraron abierto el camino hacia Brujas.
El Rey Leopoldo de Bélgica recibió un mensaje del Rey de Inglaterra en el que se le rogaba que abandonase el país para continuar dirigiendo la resistencia belga desde Inglaterra. Peros decidió permanecer en Bélgica, conjuntamente con su madre. Entonces Keyes telefoneó a Churchill para comunicarle la decisión del soberano e informarle de que el Ejército belga no estaba en condiciones de continuar la resistencia ni siquiera un día mas
Una delegación belga dispuso solicitar el cese de las hostilidades. El General  Derousseaux se dirigió a las líneas alemanas tras un viaje largo y dificultoso. Hasta que llegó al puesto de mando de un General de Cuerpo del Ejército quien transmitió directamente su mensaje al Mando supremo alemán. La respuesta fue clara y concisa: el Fuhrer pedía la rendición incondicional.



Escenas de la destruccion guerrera.

CESE DEL FUEGO
El Rey Leopoldo dispuso el cese de fuego a las cuatro del día 28 de Mayo. Mientras tanto la División 60 francesa, todavía bajo el mando belga, atravesó el Yser y abandonó el alto mando belga, trasladándose a La Panne.
Una nueva invitación de Churchill llegó para el Rey Leopoldo  a fin de que se dirigiese a Inglaterra. Pero el Rey lo rechazó de nuevo. La misión militar inglesa en Bélgica se retiro de ese territorio.
A las 10.30 el Mando belga recibió un mensaje del Alto Mando Alemán que pedía a los belgas que dejasen pasar libremente  algunas columnas alemanas que se encaminaban hacia el mar. Una copia de este mensaje se envió inmediatamente a la misión francesa de La Panne con un ciclista porta ordenes, pues habían sido cortadas las comunicaciones telefónicas.
 Pero el documento tuvo que ser devuelto porque el General Champon ya había abandonado Bélgica.  Las columnas alemanas estaban en camino de Dixmude y Ostende.
A  partir de entonces la única resistencia a las fuerzas de Bock, en el sector de Nieuport a Comines, la ofrecía el Cuerpo del Ejército II del General Alan Brocke, reforzado por las Divisiones 3 y 4, por la Artillería del Cuerpo del Ejército I inglés y de la División 60 de Inglaterra.
Y en este lugar donde yacían los restos de millares de soldados ingleses caídos en la Primea Guerra Mundial, fue donde comenzó la defensa del recinto de Dunkerque.  (Editado, resumido y condensado de la Revista “Así fue la Segunda Guerra Mundial”).

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