lunes, 28 de abril de 2014

¿QUE HACEMOS CON LAS MAFIAS?

Las mafias caminan en el país a vista y paciencia de todo el mundo y sin que hasta ahora el Estado pueda hacer algo efectivo como debe ser para evitar consecuencias letales.  Allí están en las calles los delincuentes de construcción civil, cobrando cupos y asesinando. Los de la minería ilegal desenfrenados en el delito. Lo mismo que el narcotráfico, cuyas barrabasadas no tienen límites y el contrabando, labor inescrupulosa  que cada día se desborda más.  Entre muchas otras lacras que deben controlarse de todas maneras.
Lo malo está en que la situación se agravará en las próximas elecciones regionales y locales donde competirán más de 100 mil  candidatos para ocupar unos 12 mil puestos, según se tiene previsto. En cada lugar, los representantes del crimen organizado están escondidos para atacar en el momento preciso.
No lo decimos nosotros. Lo afirman, a manera de precaución, los funcionarios de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) y del Jurado Nacional de Elecciones (JNE). Ellos, en un comunicado conjunto, admiten incluso la posibilidad de un clima de violencia que podría perjudicar las elecciones. Hay, pues, el riesgo de que el crimen organizado actúe en el escenario político electoral.

La batalla por Madre de Dios, por Gino Costa
La policía trata de controlar a los mineros ilegales mafiosos.

PRECAUCION
Aquí como precaución existe una necesidad inmediata de planes para  evitar, a como de lugar, conflictos  de este tipo. En primer lugar, los organismos que saben lo que puede venirse están en la obligación de revisar,  minuciosa y detalladamente, todas las hojas de vida de los candidatos. Luego averiguar, de la misma forma, el origen de los financiamientos de sus campañas.
Si las labores se hacen efectivamente los riesgos, evidentemente, se minimizarán para bien de la ciudadanía. En consecuencia, la verificación es un necesidad primordial. Los sistemas informáticos deberán actuar a como dé lugar. Allí deben intervenir las autoridades electorales en coordinación directa con el Ministerio Público, el Poder Judicial y la Policía Nacional. Todos a una para actuar.
Los partidos políticos también tienen que dar su contribución, si queremos evitar daños mayores de los inescrupulosos. Cada una de las agrupaciones tendrá que responder por cada candidato, donde se deje de lado a los aventureros y los caudillos desconocidos. Lo óptimo es que los procesos electorales venideros sean, efectivamente, expresión de honestidad y honradez que el país requiere.

¡Hay que decirle NO a las mafias!

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