martes, 17 de diciembre de 2013

ENCINAS, FORJADOR DE LA EDUCACION SOCIAL

Educador por excelencia, un forjador de nuevos sistemas educativos donde tanto la niñez como la juventud tenían que ser resguardadas por completo y sobre toda fortalecidas con nuevos métodos de conocimientos y valores constantes. Convencido total del cambio de la sociedad con justicia social y un innovador entero de la férrea unión hacia la solución constante entre el maestro y el alumno.
Tal hombre excepcional de muchas fibras sociales sostenía a pie juntillas que el dictado de una clase en un colegio era un laboratorio, un museo y un taller donde se experimenta, se observa y se trabaja. Ya no como en el aula donde pontifica una persona que, indebidamente, es estático y  lo denominan profesor.
 El egregio maestro con este pensamiento de avanzada muy marcado y profundo se llamaba, José Antonio Encinas, cuyo mérito principal consistió en haberse adelantado a su  época, propiciando una reforma educativa  que tendía a desaparecer las trabas de las lecciones aprendidas a paporreta. Lo mismo hacía con respecto a los exámenes para dar paso por completo a los proyectos de trabajo y con eso, precisamente, aprobar los cursos. El docente, preferentemente, como facilitador.
Una revolución total que pudo formar parte de un tratado moderno de pedagogía aplicable inclusive a estos tiempos del  mismísimo siglo XXI donde el rendimiento de la educación peruana está por los suelos.


 Encinas: maestro por excelencia

PUNEÑO
Aquí se valora la construcción del aprendizaje y el mérito de Encinas es grande porque lo planteó hace muchísimos años cuando, consecuentemente, fue un sacrificado y eficiente docente anterior a la década de los 60 del pasado siglo XX.
El amauta nació en la ciudad de Puno un 30 de Mayo de 1888. Fue el mayor de siete hermanos del matrimonio de Mariano Encinas y Matilde Franco. Sus padres procedían de la provincia de Chucuito.
 Cursó sus estudios primarios en la Escuela Municipal puneña de José Maria Miranda y los de secundaria en el emblemático Colegio Nacional “San Carlos” de su pueblo natal, fundado por el Libertador Bolívar cuando viajaba por el Alto Perú.
A los 17 años, siendo aún muy joven, se trasladó a Lima e ingresó a la Escuela Normal del Perú. Para tener profesión, había sido becado por el Gobierno de José Pardo. Resultó uno de los primeros maestros con título  egresado como normalista de la primera promoción de 1906.
Un año después asumió en Puno la dirección del Centro Escolar N° 881 hasta 1911, pese a la oposición del Prefecto del departamento que se convirtió, por capricho y otras razones que se desconocieron, en su enemigo.

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PROFESOR Y ABOGADO
Colaboró  con el doctor Richard Mac Knigth, jefe de la misión educativa  norteamericana en el Perú, en la inspección de las escuelas primarias de la ciudad lacustre y en la organización del Primer Congreso de Maestros Primarios llevado a cabo en Arequipa.
Retornó a Lima donde fue nombrado profesor de la Escuela Normal, cargo que desempeñó cuatro años. Paralelamente a la docencia siguió estudios de Letras y Jurisprudencia en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Obtuvo en ese centro superior de estudios el grado de bachiller en Letras con la tesis “La Educación: Su Función Social en el Perú”. La de Bachiller y doctor en Derecho trató sobre “Las Causas de la Criminalidad Indígena y Contribución a una Legislación Tutelar Indígena”
En 1920, junto con el doctor Carlos Enrique Paz Soldán, fue elegido delegado estudiantil al Consejo Universitario de San Marcos, como una expresión de una conquista de cogobierno de la reforma  que se sintió en el Perú más que en otros países de América Latina. 
Se casó dos veces. Una con Alicia Bustamante de la que enviudó y la otra con Rita Edelmira del Pando Mendizábal, educadora y precursora del deporte femenino en las escuelas. Con ella  tuvo a su único hijo, José Antonio Encinas del Pando, quien fue el primer director del diario “Expreso”.
Lo eligieron Diputado por Puno para el periodo 1919-1923 en tiempos del Presidente Leguía. En la Cámara Baja desplegó una intensa labor, propiciando leyes y concretándolas a favor de la población indígena.
 Sufrió  un destierro político en razón a sus ideas de avanzada y por haberse opuesto a la reelección presidencial del entonces gobernante del Perú que, dicho sea de paso, se quedó once largos años en el poder.


A los extremas el escritor José María Arguedas y Encinas.

EN EL EXTRANJERO
 Lo deportaron a Guatemala, donde fue Asesor del Ministerio de Educación y Profesor de Psicología en la Universidad de San Carlos de ese país centroamericano. En 1927, gracias a una beca, hizo una maestría en Antropología por la Universidad de Cambridge, tras una tesis sobre el indio aimara peruano.
 Fue estudiante en las universidades de Bolonia, Padua y París. Máster en Antropología, Universidad de Cambridge- Inglaterra.  Asimismo  Doctor en Ciencias de la Educación en la Sorbona - Francia
En Barcelona, España, fundó el “Pedagogim”: Instituto de Investigación y Experimentación Pedagógica. Mientras que en Padua y Bolonia estudió el origen y desarrollo de las universidades de estas dos ciudades, las mismas que fueron las primeras en el mundo.

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Un colegio que lleva su nombre
PEREGRINAJE
Invitado por  el gobierno de Panamá, dictó conferencias al magisterio panameño. Pero al retornar al Perú se le impidió desembarcar en el Callao. El Gobierno de Sánchez Cerro lo había deportado durante su ausencia
Así inició su segundo destierro y un nuevo peregrinaje por América. Invitado por la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, dictó conferencias en las universidades norteamericanas de Nuevo México, Arizona y Texas.
En 1936 resultó elegido Senador por Puno. Las elecciones fueron desconocidas por la dictadura de Benavides. Por eso se le prohibió el ingreso al Perú. Entonces, visitó Panamá, México, Chile y Bolivia donde dictó charlas de su especialidad en diferentes centros superiores de esos países. Le otorgaron el título de doctor honoris causa en Sucre y Cochabamba, en reconocimiento a su capacidad pedagógica
En Cuba, lo nombraron Jefe del Departamento Psicopedagógico del Liceo Aguayo de La Habana, cargo que ejerció entre 1937 y 1944. Retornó al Perú y fue elegido otra vez Senador, representando a su departamento de origen. Por aquel entonces asistió al Segundo Congreso Indigenista realizado en el Cusco, ocupando la presidencia del certamen.
En 1956 asistió al Primer Congreso sobre el Desarrollo de la Educación Primaria en América Latina realizado en Lima. Lo eligieron Director del Instituto Indigenista y Presidente del de Lenguas Aborígenes. La Escuela Normal Superior de La Cantuta y la Universidad de San Marcos le otorgan el doctorado honoris causa.
Encinas incursionó en la educación privada como medio de aplicar sus experiencias educativas, fundando el Colegio Dalton. Cuando murió como homenaje póstumo el Ministro de Educación, Jorge Basadre, le otorgó las palmas magisteriales.

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Lo estudiaron a profundidad.

MOVIMIENTOS
La obra y el pensamiento de Encinas se desarrolló en el contexto socio cultural en el que destacaban dos movimientos culturales: el positivismo y la corriente indigenista. El maestro se inclinó por esta última, reivindicando el derecho legitimo de los indios en pos de la educación.
Recalcaba la necesidad de adoptar la orientación de la escuela en su sentido verdadero, dándole una nueva visión. Muy diferente a la que se pretendía mediante los planes oficiales que, para él, no solucionaban el problema. Abogaba por un proyecto nacional en que el sector indígena sea considerado como un componente palpable.
Había que enseñar materias, según el pensamiento de Encinas, que preparen al maestro en la psicología indígena, historia de la evolución política y económica de la nación en la cual el sistema de explotación y dominación del indígena sea tema de análisis y reflexión. En buena cuenta, una verdadera escuela social y rural.


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Sus pensamientos
El INDIO
Los indigenistas apostaban por una educación que asumiera como tarea principal la imposición del indio a la sociedad. Hacerlos gestores de su propio destino. Encinas sostuvo que el problema del indígena no podía encararse sólo desde el análisis pedagógico. Ni tampoco reduciendo la función de la escuela a la enseñanza de lectura y escritura, a contar y rezar.
Era necesario encarar el problema, fundamentalmente, en el plano económico y con un proyecto nacional en que el sector indígena sea considerado como un componente importante, reconociendo en su condición humana la acción transformadora y no como un obstáculo.
La escuela pensada por Encinas consistía en un espacio de pensamiento, reflexión, observación fecunda y de agitación espiritual. Por eso es que el centro  escolar que dirigió en Puno eliminó toda forma de maltrato hacia el indio e inició la campaña de reivindicación de sus derechos. Allí no había exigencia ni presión alguna contra ellos y desapareció, por completo, la vigilancia sobre los alumnos
Lo que si se estimuló es la realización de actividades centradas en el interés de los alumnos en un ambiente de libertad, comprensión, tolerancia y disciplina. Por ejemplo, la enseñanza de la Historia quería despertar en los niños el sentido crítico, dejando de lado el catálogo de nombres y fechas. Todas las clases impartidas por los profesores apuntaban al interés y no a la imposición.
RECTOR
A su retorno a suelo peruano después de la deportación fue designado Rector de la Universidad e San Marcos entre 1931 y 1932 donde inició una vigorosa modernización de sus orientaciones y efectuó, con convicción, el  primer ensayo de participación estudiantil en el gobierno del claustro. Lo eligieron Senador por Puno entre 1945 y 1948 y de 1950 a 1956.
En cuanto a la Universidad, Encinas abogó por el ejercicio de las virtudes cívicas y de la política como actividades fundamentales para dar paso al debate con plena libertad, a cerca de los problemas de la nación. Era una necesidad formar profesionales que estuvieran comprometidos con el desarrollo del país. Con auténtico espíritu democrático libre a toda restricción social e ideológica.
Cuando estuvo de Rector de San Marcos, cargo al que llegó en elección y tras derrotar a Víctor Andrés Belaúnde, creó la  Oficina del Estudiante que abogaba por su salud de forma amplia e incluida las anomalías, desviaciones y deficiencias de orden mental de los alumnos. También creó la Sección de Estadística necesaria para conocer el ambiente social y económico en el que vivía el estudiantado.
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Los alumnos: la gran preocupación de Encinas

FUSION Y ESCUELAS
Propuso, sin conseguirlo, la creación de una sección preparatoria para reforzar los conocimientos de los postulantes y la anulación del examen de admisión, con el objeto de dar paso a una mejor forma de selección basada en el conocimiento de las condiciones intelectuales y personales del futuro estudiante, en relación a su vocación profesional.
Las clásicas facultades de Letras y de Ciencias se fusionaron y se convirtieron en un Colegio Universitario, a fin de a adquirir una cultura amplia y general. Esta alternativa se desechó posteriormente. También creó escuelas de altos estudios destinados a la investigación y a la especialización de la Historia, Literatura, Filosofía, Geografía, Psicología, Antropología, etc.
Los principios pedagógicos de Encinas se encuadraban en  la revalorización del niño reconocido como centro de la acción educativa, a quien se le da un rol protagónico de afectividad y autoestima. Mientras que el maestro es el orientador y el líder. Todo esto dentro de una concepción amplia y profunda  de la disciplina, respetando sobre todo la libertad del educando.
No existe ningún ensayo o tratado que intente describir las características de la problemática  en nuestro país que no haga alguna cita suya o que no mencione, siquiera de soslayo, sus pensamientos y teorías pedagógicas.
Prolífico ensayista, publicó decenas de libros. Entre ellos:  El Problema del Profesorado Nacional (1910); La Educación: Su Función Social en el Perú, en el Problema de la Nacionalización (1913); Contribución a una Legislación Tutelar Indígena (1918); Causas de la Criminalidad Indígena en el Perú (1919); Un Ensayo de Escuela Nueva en el Perú (1932 y 1959); Higiene Mental (1936 y 1946);  Editó las siguientes revistas: Educación (Puno, 1908); El Amigo de los Niños (Puno, 1910); Juventud (Lima, 1912); Germinal (Lima, 1918); y La Educación Nacional (Lima, 1918).

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Pensativo en la sala de su casa.

EL NIÑO
Mantuvo siempre una relación muy especial con la niñez de la que decía lo siguiente de forma enteramente sabia: "Es el ser más incomprendido y el más conculcado de todos los tiempos. Todos los males que sufre la sociedad actual son consecuencia de nuestra incapacidad para comprender a los niños. Hay que prepararse para comprenderlos".
En el Perú hay muchos colegios que llevan su nombre. Como los que se encuentran en el distrito de San Juan de Miraflores, Magdalena del Mar en Lima y en Lambayeque en la localidad de Mochumí. También fundó colegios en varias partes del país.
El maestro murió el 30 de Julio de 1958 a los 72 años en su casa de Miraflores. El Estado lo dejó de lado y nunca tomó en cuenta su valía. Por ello, en ningún momento, se le otorgó una pensión proveniente del erario nacional.
Como efectivamente le correspondía. Una  injusticia total e imperdonable. Nada más y nada menos que el Perú actuando como “madrastra” de sus hijos. Inclusive de aquellos que destacaron con creces como Encinas.
En su tumba del cementerio El Angel, entrando al fondo a la mano izquierda, se pueden ver dos planchas: una vertical y otra horizontal. En la primera está su nombre acompañada de una corona con las palmas magisteriales otorgadas póstumamente.
En la otra lamina hay un libro en el que se lee uno de sus pensamientos que vale la pena recordarlo y subrayarlo: “El más culto cargo que un ciudadano puede desempeñar en una democracia es el de maestro de escuela”.  Cuánta razón tenía. (Edgardo de Noriega)

1 comentario:

  1. Hola Edgardo:

    A propósito de la Educación que tratas en tus notas, te envío una carta que remití al diario La República con ocasión de la prueba PISA y la entrevista a la presidente del Foro Educativo. Me parece que no la publicó, duelen las verdades, sobre todo cuando se pontifica erradamente, ¿no?

    Por otro lado, con relación a Encinas, un dato en el que no te has detenido en tu artículo y que releva sus calidades es el aprecio que le tuvieron en Chile por el excelente trabajo que desarrolló en favor de la organización de su sistema educativo, superior al que tuvo aquí, en su propia patria. Ahora mismo, no creo que muchos sepan de él, a no ser gente preocupada como tú por los avatares del Perú.

    Un abrazo,

    Marco

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