miércoles, 27 de febrero de 2013

AQUELLA GUERRA EXTRAÑA

Tras la guerra relámpago de Polonia siguieron siete meses de calma, en que los contendientes reorganizaron sus fuerzas y trazaron planes para el inevitable encuentro. Aunque se produjeron algunos incidentes-la RAF bombardeó unidades navales alemanas junto a Kiel y un U-Boot hundió el Athenia, que transportaba niños a América del Norte- parecía como si las dos partes estuviesen dispuestas a no llegar a los hechos, insultándose mutuamente desde el cielo, o sea, bombardeando con octavillas propagandísticas a las tropas del frente. Todo esto ocurría entre Septiembre de 1939 y Abril de 1940.

El senador norteamericano Borah definió aquel periodo con la expresión “phoney war” ( extraña guerra). Churchill, usando el término de Chamberlain, lo denominó “twilight war” ( guerra vaga). Mientras que el equivalente alemán era sitzkrieg (guerra de despacho). Pero la expresión que dio origen a todas las citadas es dröle de guerre, que fue como definió el Presidente del Consejo de Ministros francés, Daladier, a este periodo. Fue un tiempo en que los contendientes se observaron mutuamente desde detrás de sus respectivas fronteras, intentando averiguar cada uno lo que pretendía el otro.
TORBELLINO
Sin embargo,  la guerra se había iniciado con un torbellino de actividad. Poco después del anuncio que hizo Chamberlain, el domingo 3 de Setiembre-precisamente en el momento en que  en Londres sonaban las sirenas, en la primera falsa alarma-, una escuadrilla de la RAF en misión de inspección en el canal de Kiel descubrió numerosos buques de guerra alemanes anclados. El objetivo invitaba a un ataque aéreo. Pero la temperatura  era bajísima, y cuando el jefe de la escuadrilla, el oficial de aviación Mc Pherson, intentó comunicarse con la base, advirtió que el hielo había dejado inservible la radio de a bordo. Cuando aterrizó era demasiado tarde para organizar un ataque, pero Winston Churchill, como primer Lord del Almirantazgo, autorizó una incursión para el día siguiente.

Los alemanes cruzando la frontera de Polonia

McPherson efectuó, pues, un segundo vuelo de reconocimiento. Obligado a volar a baja altura, debido a la abundante nubosidad, localizó de nuevo los barcos germanos anclados en las proximidades del canal.  Basándose en sus indicaciones, el Capitán Dofran, al mando de un grupo de veintinueve bombarderos, puso rumbo a Kiel al medio día del lunes 4 de Septiembre.
Cuando alcanzaron la zona del objetivo, el cielo estaba despejado por lo que los aviones ingleses pudieron cumplir su misión volando a gran altura: las bombas alcanzaron dos buques: el acorazado de bolsillo Admiral Scheer y el crucero Emdem. Sin embargo, los efectos fueron muy limitados. Las bombas rebotaron en las cubiertas del Admiral Scheer y cayeron al mar, donde hicieron explosión. No fueron mayores los daños producidos al Emdem, pero si suficientes para dejarlo fuera de servicio durante varios días. 
AVERIAS
Aunque se debe puntualizar que la mayor parte de las averías del crucero se debieron al hecho de que un bombardero se estrelló contra el buque. La misión resultó muy costosa para la RAF, pues de los 29 aviones que partieron para Kiel, siete no regresaron a la base. A pesar de todo, McPherson y Doran fueron condecorados con la Distinguished Flying Cross (Cruz del Mérito Aeronáutico) por el papel que habían desempeñado en aquel primer ataque aéreo aislado.
La noche que transcurrió entre la primera localización de los buques alemanes en Kiel y el consiguiente ataque tuvo un significado negativo, pero que entonces nadie advirtió. El día de retraso permitió a los alemanes eludir el primer golpe, circunstancia que se repetiría varias veces en el transcurso de la guerra.
 A las 21 horas de aquel domingo, el submarino U-30 mandado por el Teniente Fritz –Julius Lemp, torpedeó el buque de pasajeros norteamericano Athenia, que se dirigía al Canadá.  Según afirmó después, Lemp creyó que el barco era un crucero en misión de reconocimiento o de escolta, puesto que avanzaba en zigzag y con las luces apagadas. Sea como fuere, lo cierto es que el buque de pasajeros se hundió y que entre los 1,102 pasajeros y 315 tripulantes, hubo 112 muertos, entre ellos 28 norteamericanos.
INCIDENTE
El incidente causó gran inquietud en todo el mundo, incluida Alemania. Pero Goebels, Ministro de Propaganda del  Reich, intentó aprovecharlo para sus propios fines, proclamando desde los micrófonos de Radio Berlín que Churchill había ordenado colocar a bordo del Athenia  una bomba con objeto de provocar la ruptura de relaciones entre Alemania y Estados Unidos.
Las autoridades alemanas ya habían ordenado que los U-Boot se abstuvieran de atacar buques de pasajeros, por lo que  la acción de Lemp ni siquiera encontró la aprobación de sus compatriotas. Después de este episodio, Hitler ordenó que no torpedearan más buques mercantes, a no ser que navegasen en convoy.
 No obstante, ante el temor de ser objeto de un nuevo ataque, los supervivientes del Athenia, a quienes se había trasladado a Glasgow, afirmaron que no embarcarían para América, si no se les asignaba una escolta de protección (exigencia a todas luces comprensible). Tras muchos aplazamientos, el día 19 de Septiembre zarparon por fin sin escolta, pero antes tuvo que darles seguridades de que por la noche todas las luces del barco permanecerían  encendidas y que la bandera estadunidense que ondeaba en el mástil, sería iluminada con reflectores.

Una victima de los bombardeos

POLONIA
Mientras en Occidente tenían lugar estos incidentes aislados. Polonia sufría el tremendo azote de la invasión alemana y suplicaba a Inglaterra que interviniese en su ayuda, bombardeando inmediatamente los campos de aviación y las zonas industriales alemanas situadas dentro del radio de acción de la RAF.  El 9 de Septiembre, los polacos estaban tan desesperados que su Embajador en Londres recibió las siguientes instrucciones: “Por favor exponga con claridad la situación al Gobierno inglés y pida una respuesta más precisa respecto a los planes de guerra y de ayuda a nuestro país”.
Cuando el embajador expuso el punto de vista polaco, se le respondió que el gobierno inglés no consideraría la idea de bombardear Alemania mientras ésta no bombardease Gran Bretaña. Los ingleses dijeron haber tomado esta decisión por cuanto la realización de actos agresivos, como los que se les pedían, les valdría la animadversión de la opinión pública de los Estados Unidos. Habida cuenta de la ayuda que Inglaterra y Francia habían garantizado a los polacos tan sólo un mes antes, la respuesta era cualquier cosa menos satisfactoria.
PROPAGANDA
De hecho la principal respuesta inglesa a los acontecimientos de Europa Oriental no fueron las incursiones aéreas, sino “las incursiones de la verdad”, como lo definió sir Kingsley Wood, Ministro del Aire.  Estas “incursiones de la verdad” consistieron en el lanzamiento desde aviones de la RAF, de millones de octavillas de propaganda sobre territorio alemán. Estas acciones se basaban en la convicción optimista e ingenua  de que si se facilitaba a los alemanes información a cerca de la perversidad de sus gobernantes, se rebelarían contra ellos y los depondrían. Por otra parte, se confiaba en que tales incursiones atemorizarían a los alemanes y a sus jerarcas al demostrarles que su país era muy vulnerable a los ataques aéreos.
La primera incursión se realizó durante la noche del 3 de Septiembre. Se lanzaron sobre territorio germano 6 millones de copias de una “nota al pueblo alemán”. En total, más de trece toneladas de papel. Pero la acción no impresionó a los alemanes. Creyeron, eso sí, que seguirían los ataques aéreos, por lo que tomaron eficaces medidas de defensa antiaérea.
Las incursiones se repitieron durante casi todas las noches, hasta el punto de que, según el Ministerio del Aire, sólo el 27 de Septiembre se arrojaron unos 18 millones de octavillas sobre territorio alemán, lo que las autoridades inglesas consideraban con cierto orgullo. 
DISGUSTO
Pero no todos los representantes parlamentarios participan del optimismo del ministro. El General Spears, diputado conservador, expresó con estas palabras su disgusto: “Es indigno hacer una guerra de confetti contra  un enemigo inhumano. Estamos haciendo el ridículo”. Más adelante, el General  de Aviación Harris diría: “Mi opinión personal es que el único resultado que se obtuvo con las incursiones propagandísticas fue, sobre todo, el de satisfacer las necesidades europeas de papel higiénico durante los cinco largos años de guerra. Muchas de aquellas circulares eran tan estúpidas de infantiles que quizás habría resultado contraproducente dárselas a conocer al pueblo inglés. Y, sin embargo, perdimos hombres y aviones para lanzarlas en territorio enemigo”.
Sin duda, tanto el riesgo como los gastos fueron muy elevados. Especialmente desafortunado resultó la incursión que se llevó a cabo la noche del 27 de Octubre. El frío era intensísimo. Cuatro bombarderos del 51 Grupo lanzaron circulares  sobre Francfort, Munich y Stuttgart. En uno de los aviones se pararon dos motores, la radio se estropeó, los timones de dirección y de profundidad quedaron agarrotados por el hielo y los tripulantes perdieron el conocimiento. Los restantes miembros de la tripulación consiguieron efectuar un aterrizaje forzoso, en el que el avión resultó con seis averías y, tras extinguir un conato de incendio        que se declaró en un motor, subieron de nuevo a la cabina y se durmieron. Afortunadamente, habían aterrizado en Francia.


La guerra en el mar

INDIGNACION
Los tres aparatos restantes consiguieron regresar a su base. Pero todos ellos en muy mal estado a causa del frío intensísimo, las averías y maltrechos sus tripulantes. El efecto más real que produjeron estos hechos inofensivos fue el de suscitar un amplio sentimiento de indignación en Gran Bretaña ante la incapacidad que demostraba el Gobierno para intervenir de manera adecuada en ayuda de Polonia.
Hubo quien pidió que a la declaratoria de guerra le siguiese una acción más concreta. Y, puesto que no se quería recurrir a los ataques aéreos sobre ciudades y objetivos industriales, proponían que la aviación inglesa incendiara la Selva negra mediante bombardeos sistemáticos con bombas incendiarias. Hugh Dalton, destacado miembro del Partido Laborista, que tenía muchos amigos personales en Polonia, se enfureció con Kingsley Wood. El humo y el olor a quemado de los bosques-le hizo observar- enseñaría a los alemanes, que tanto amor demuestran por sus árboles, que la guerra no es siempre agradable y ventajosa y que no se puede librar exclusivamente en territorio de los demás”.
Pero la única respuesta que recibió fue que incendiar la Selva Negra supondría contravenir  la Convención de la Haya. Cuando Leo Amery planteó a su vez, la misma demanda, Kingsley Wood le respondió: “No podemos hacerlo, porque se trata de una propiedad privada. Si accediese, al día siguiente me pedirían ustedes que bombardeara el Ruhr”. 
DESESPERACION
Desesperado, el mismo Dalton formuló otra sugerencia para ayudar a los polacos: propuso efectuar un vuelo a Polonia en un gesto simbólico que demostrara que persistía, entre los dos países, el espíritu de solidaridad. Pero Kingsley rechazó también la sugerencia calificándola de “inoportuna”.
En términos generales, la actitud del gobierno inglés hacia los enemigos del país parecía poco belicosa. Y, sin embargo, al menos en las fases iniciales se había llevado a cabo cierto esfuerzo para afrontar los problemas de la defensa. Como medida preventiva ante el inminente conflicto, la Emergency  Powers  superó con rapidez las diversas fases de aprobación, hasta que el 24 de Agosto de 1939, fue aprobada definitivamente. La ley facultaba al monarca para promulgar, por medio de los decretos pertinentes, “las previsiones de defensa que se consideren necesarias y oportunas para  garantizar la seguridad pública, el mantenimiento del orden, la defensa del reino y la actuación eficaz en cualquiera en que Su Majestad pueda verse comprometida, así como para asegurar la continuidad de los abastecimientos y de los servicios indispensables para la vida de comunidad”. Con carácter inmediato, las disposiciones de defensa concedían atribuciones para:
MEDIDAS
-Proceder a la detención, juicio y condena de quienes contraviniesen estas disposiciones, así como el arresto sin mandamiento judicial, siempre que, a juicio del ministro secretario de Estado, ello fuera necesario para la seguridad y la defensa pública.
-Autorizar el embargo o control de cualquier propiedad o empresa, así como la adquisición de toda propiedad que no fuera inmobiliaria.
-Autorizar el allanamiento de cualquier edificio y del consiguiente registro.
-Proveer a la enmienda, la suspensión o la aplicación de cualquier ley, con modificación o sin ellas.
El 28 de Agosto de 1939 se publicó una larga lista de medidas restrictivas mediante las cuales se podía obligar a los agricultores a cultivar determinados productos y asimismo se podían suspender los derechos pesqueros.  Además se recordaba la obligación que tenían los ciudadanos de alojar en sus casas a cualquier persona designada por el oficial encargado del alojamiento de la tropa. Se prohibía también liberar palomas sin un permiso especial de la policía, a la cual debería entregarse toda paloma sobre la que se encontrara un mensaje.

Second World War Europe.png
Mapa que muestra el avance alemán en Polonia

La lista comprendía muchísimas prohibiciones. En resumen cuando se examina aquella recatahila de normas, casi se tiene la impresión de que el Gobierno inglés se inclinaba a demostrar más comprensión para la opinión pública alemana que para la inglesa. Pero esta característica se advirtió también entonces. El 31 de Octubre, en la Cámara de los Comunes,  numerosos oradores criticaron las disposiciones gubernamentales. Dingle Foot manifestó que el país parecía hallarse ante un doble peligro: la agresión nazi del exterior y las tendencias nazis en el interior.
ARRESTO
Algunas disposiciones  no tenían precedente alguno y estaban muy lejos de responder  a las necesidades efectivas del  Gobierno.  La cuestión del arresto sin mandamiento judicial, sobre todo, era una medida que apenas se había considerado con la debida seriedad después de la promulgación de la Carta Magna.
Era este un punto muy importante. Kingsley Griffith advirtió que los nuevos mandatos implicaban la abolición del Habeas Corpus y que la parte referente a la  detención y a las restricciones de las actividades personales, concedía al ministro secretario de Estado el poder suficiente para implantar en Inglaterra las condiciones de un campo de concentración alemán.
Otra áspera crítica fue formulada por Herbert Morrison, quien atacó la introducción del toque de queda, observando que si con ello se pretendía evitar que la gente anduviera por las calles durante los ataques aéreos, la finalidad era sencillamente ridícula. Cuando se produjeran ataques, los ciudadanos ya tendrían buen cuidado de no andar por las calles.
Entre unas cosas y otras, la jornada del 31 de Octubre no resultó muy buena para el Primer Ministro Chamberlain. A partir del 1° de Septiembre, cada noche, desde la puesta del sol al alba, el país debía permanecer en la más completa oscuridad. Esta norma se dio a conocer anticipadamente, por medio de un memorándum publicado por el Ministerio del Interior.
OSCURECIMIENTO
El oscurecimiento originó innumerables contratiempos. Entre otras cosas, el número de accidentes de tráfico aumentó de un modo considerable. En Diciembre, con objeto de atenuar las dificultades, en  las calles del distrito de Westminster se autorizó una débil iluminación, que luego se extendió a otros lugares, excluida una franja de unos 20 kilómetros a lo largo de las costas orientales y meridionales. Hasta el 22 de Enero no se hizo obligatorio el empleo del tipo de faro oficialmente para  los automóviles.
Cuando se comprobó, sin lugar a dudas, que la causa principal del incremento de los accidentes de tráfico era debido a la falta de iluminación, el Ministro de Transportes dispuso que en las zonas urbanas la velocidad máxima se redujera a unos 30 kilómetros por hora.
A fin de obligar a la población a aceptar los efectos deprimentes del oscurecimiento, casi todas las formas de diversión fueron severamente limitadas. George Bernard Shaw expresó su protesta y descontento ante estas medidas en las páginas del Times.
- ¿Qué agente del Canciller Hitler-decía el escritor- ha sugerido que los ingleses se agazapen en la oscuridad durante todo el tiempo que dure la guerra?
El 14 de Septiembre, puesto que el peligro de un ataque parecía haber disminuido, se permitió la reapertura de los teatros. 
INQUIETUD
En el terreno político, casi desde el principio, se experimentó una honda inquietud respecto al modo de enfocar la guerra por parte de Chamberlain, así como acerca de los dotes de mando del Primer Ministro. La dificultad, empero, estribaba en encontrar a la persona idónea para sustituirlo.
Neville Chamberlain
Chamberlain

El destino facilitó un presagio (que  en aquel momento muchos ponderados y respetables miembros del Parlamento consideraron de mal agüero) en el curso del debate que tuvo lugar el 26 de Septiembre en la Cámara de los Comunes.
En un discurso aburrido e intrascendente, Chamberlain informó al Parlamento de la situación militar. La Cámara reaccionó con la actitud que era de esperar: con indiferencia. Luego, conforme a un acuerdo previo al que había llegado con Chamberlain, Churchill hizo uso de la palabra por primera vez desde que había entrado a formar parte del Gobierno, una siete semanas antes.
Fue el suyo un discurso frío, brillante, concreto y detallado- tras exponer el conocido problema de los daños causados por los U-Boot y asumir esquemáticamente las medidas que se habían adoptado para hacer frente al enemigo-, mencionó también las pérdidas sufridas por la flota mercante. Semana tras semana, la cifra se había reducido. De las 65 mil toneladas de la primera semana de Septiembre, se pasó a 46 mil en la segunda, a 21 mil en la tercera y a sólo 9 mil durante los seis días precedentes a su discurso. Churchill evitó con todo cuidado formulas “previsiones optimistas”, pero, indudablemente, las cifras hablaban por sí mismas.
AGRADECIMIENTO
El discurso produjo un efecto sorprendente en el Parlamento y toda la nación agradeció a Churchill su exposición honesta, escueta y clara de los datos más recientes sobre la marcha de la guerra. Desde luego, en Inglaterra se habló mucho acerca de la posibilidad de que Churchill asumiese cuanto antes la dirección del país.
A todo ello todavía había quien alimentaba la esperanza de que tal vez fuera posible la paz, pues  Polonia estaba sucumbiendo frente a los invasores y una triste calma se iba apoderando del desgraciado país. Sin embargo, en su quinto discurso sobre la situación bélica, pronunciado el 3 de Octubre, Chamberlain no alentó tales esperanzas.
Había decidido adoptar una actitud firme frente al enemigo. “No aceptaremos una simple promesa del actual gobierno alemán. Con demasiado frecuencia, en el pasado, ese Gobierno ha demostrado estar dispuesto a romper sus compromisos en cuanto le ha parecido conveniente. No obstante, si hacen alguna propuesta la examinaremos teniendo en cuenta tales precedentes. Nadie desea que la guerra continúe ni siquiera un días de lo necesario, pero la gran mayoría de la opinión pública de este país y para satisfacción nuestra, también de Francia, está decidida a conseguir que se destierre la violencia y que la palabra empeñada por los gobiernos se respete de forma coherente”. 
LA PAZ
Por una ironía del destino, entonces fue Lloyd George quien se convirtió en el abanderado de la política de “poner la otra mejilla”, apelando al Gobierno para que “no se apresurase” a rechazar eventuales propuestas de paz que pudieran llegar a través de los gobiernos ruso e italiano, a la sazón neutrales ambos.
Chamberlain aseguró que no se precipitaría en responder a propuestas que mereciesen un atento examen y que, en todo caso, antes de dar cualquier contestación consultaría con la Cámara de los  Comunes. No obstante, el diputado conservador Duff Cooper atacó a Lloyd George, sosteniendo que era muy probable que las frases del Primer Ministro se interpretaran erróneamente en el extranjero como un sondeo de rendición.
Pero si el gobierno inglés  no se mostraba dispuesto a ceder, tampoco parecía decidido a tomar la iniciativa. Todos los esfuerzos se concentraban en el aspecto defensivo. Cuando estalló la guerra, la flota inglesa se hallaba en Scapa Flow, rada de las islas Orcadas protegida por un anillo de islotes y canales. En Scapa se conservaban aún restos de las improvisadas defensas que se utilizaron en la Primera Guerra Mundial. Pero en 1939, la velocidad y la potencia de los submarinos alemanes habían aumentado de modo considerable por lo que era imprescindible que estas defensas se prepararan convenientemente. Además existía el peligro de los ataques de la aviación alemán. Y frente a las acciones aéreas, que constituían la más grave amenaza para la seguridad de Gran Bretaña, la base de Scapa Flow estaba indefensa.

Los soldados con llos cañones en acción

MEJORAS
Se instalaron nuevas redes antisubmarinas y se confió la misión de neutralizar la amenaza aérea a dos escuadrillas de caza de la Marina. Pero el hundimiento del acorazado Royal Oak, por obra de un submarino alemán, en la propia bahía de Scapa, demostró cuán inadvertidos eran aquellos sistemas defensivos. El incidente repercutió de forma muy negativa  en la opinión pública y, el 31 de Octubre, Churchill se trasladó por segunda vez  a Scapa Flow  para discutir los problemas referentes a la defensa de la base. En principio se decidió reforzar las defensas con la colocación de nuevos cajones sumergidos, barreras flotantes y redes antisubmarinas, así como  disponer zonas de minas y dotar a la base de más piezas artilleras y de unidades de reconocimiento.
Se acordó también mejorar la defensa antiaérea, para lo cual se reforzaron con más cazas las dos escuadrillas de guarnición en la base. Sin embargo, las medidas adoptadas no podían llevarse a la práctica totalmente antes de la siguiente primavera, por lo que entonces  se eligió Rosyth como base provisional de la flota. 
CARACTERISTICAS
En Europa la guerra presentaba las mismas características irreales, defensivas y extrañas que se presentaban en Gran Bretaña. Se había trasladado al frente occidental un cuerpo expedicionario inglés, como refuerzo de las numerosas unidades francesas que lo guarnecían. El mando del contingente británico se confió a Lord Gort quien, a su vez, estaba a las órdenes de los generales franceses (aunque tenía el derecho de apelar al gobierno de su país siempre que las órdenes que recibiera pusieran en peligro A las fuerzas inglesas)
Parecía como si se hubiera hecho mucho, pero en realidad no sucedía nada. Hasta el 27 de Septiembre la Royal Navy había transportado al otro lado del Canal de la Mancha, sin pérdida alguna por su parte, 152 mil soldados del Ejército de Tierra y 9 mil 400 de Aviación, más 24 mil vehículos, 36 mil toneladas de carburante y unas 60 mil toneladas de carne congelada. En Inglaterra se estaban instruyendo 50 mil voluntarios. En Francia había 76 divisiones aliadas (72 de ellas francesas y las cuatro restantes británicas), frente a las 32 divisiones alemanas atrincheradas tras la línea Sigfrido.
 No obstante y pese al acuerdo del 15 de Mayo de 1939, los franceses no habían ayudado a los polacos, desencadenando un ataque en el frente occidental, lo cual habría obligado a los alemanes a retirar por lo menos parte de sus tropas de Polonia. Para justificar su inhibición, los franceses  afirmaron que su Ejército aunque muy numeroso, no estaba aún preparado para entrar en acción, ya que la aviación se hallaba en un estado de deplorable debilidad y que las fortificaciones de la línea Sigfrido eran tan sólidas que un ataque en aquellas circunstancias sería un completo desastre. Los franceses definían su inactividad como una “espera estratégica”.

Soldados alemanes rumbo a luchar contra sus adversarios

GRAVE ERROR
Una vez más, el aplazamiento constituyó un grave error. A fines de Septiembre, el  comandante en jefe alemán Brauchitsch, reforzó el frente occidental, al que trasladó las fuerzas que conquistaron Polonia, tropas aguerridas por la victoriosa campaña. Así, a comienzos de Octubre, las divisiones germanas eran más de cien. Los occidentales habían dejado escapar la gran ocasión. Y eso lo confirman las palabras del general von Mellenthin, quien al inspeccionar la línea Sigfrido, escribió:
 “En seguida me di cuenta de que la campaña de Polonia había constituido un peligroso juego de azar y que nuestro Alto Mando se expuso a un gravísimo riesgo. Los reservistas que defendían la frontera occidental estaban mal equipados y deficientemente instruidos a lo que se añadía el hecho de que las instalaciones defensivas estaban muy lejos  de ser las inexpugnables fortificaciones descritas por nuestra propaganda. Cuanto más observaba aquellas fortificaciones, menos comprendía  la absoluta pasividad de los franceses. Esta actitud negativa no podía sino repercutir de modo desfavorable en la moral de las tropas, ocasionándoles daños mucho mayores que los provocados por nuestra propaganda, aunque ésta fuera muy eficaz”. 
LIMITADOS RECONOCIMIENTOS
Más adelante los generales Jodl y Keitel afirmaron que un ataque en el frente occidental durante la campaña de Polonia habría tropezado con una débil resistencia: pero, en lugar de atacar, los aliados se dedicaron a reforzar sus fortificaciones. En realidad, ambas partes no hacían sino levantar fortines y tender alambradas, tratando de disimular su actividad con el enmascaramiento. Unos y otros efectuaban limitados reconocimientos aéreos; y prácticamente, todo se reducía a esto.
Un observador inglés comentó:”Vive y deja vivir” era la actitud predominante en el Sarre y si alguien disparaba se le consideraba como un ser totalmente antisocial. Veinte años de paz habían dado como resultado que a la gente le repugnaba matar. El soldado inglés se mostraba muy reacio a empuñar un fusil y disparar contra un alemán que no le había provocado. En abril,  los alemanes efectuaron por dos veces lo que se podían considerar parodias de ataque y en la segunda ocasión destruyeron algunas fortificaciones francesas situadas a nuestro flanco. Esta forma de proceder se consideró como extremadamente incorrecta e indigna de ser imitada”.
Por su parte, un observador alemán escribió durante aquel periodo: “Por medio del periscopio podemos observar a los franceses. Están cortando leña. Llevan pesados capotes, en grupos de dos o tres, y al parecer se aburren”.
HOSTILIDADES
Durante el primer mes de hostilidades, los franceses se jactaron de haber entrado en territorio alemán, aunque admitían que dicha penetración se realizó en un frente muy reducido y que se profundizó muy poco. Ellos se movieron al otro lado de la línea  Maginot. Pero en Octubre, cuando se comprobó que los alemanes recibían refuerzos, los franceses se retiraron al acogedor y tranquilo ambiente de sus fortificaciones.
Hay que tener en cuenta que en los primeros tres meses de la Primera Guerra Mundial, los ingleses perdieron más de 50 mil hombres. Sin embargo Chamberlain comentó con el General Montgomery, cuando en Diciembre visitó la división de éste: “No creo que los alemanes tengan la menor intención de atacar, ¿no le parece a usted?  No hubo respuesta.
Los hombres de Montgomery eran los más activos en todas las operaciones que se realizaron. En el caso de que los aliados hubiesen atacado, su misión habría sido la de avanzar y ocupar un sector en la zona de Lovaina.
Por su parte, Hitler logró convencer a sus escépticos generales de que la declaración de hostilidades no había representado más que una resistencia simbólica. De ese modo, el primer periodo de la guerra dio como resultado que se reforzara la confianza de los generales en Hitler y que el poder personal del Führer aumentara de modo considerable. 
HITLER
El 27 de Setiembre,  Hitler convocó a dos de sus altos jefes militares para que le informasen a cerca de los planes con vistas a un eventual choque con Occidente. Respondieron que los planes eran exclusivamente defensivos y que no se había hecho preparativo alguno para un ataque. El 30 de Septiembre,  Hitler les informó que estaba dispuesto a hablar de condiciones de paz.
La conclusión del problema polaco señaló el principio de la “ofensiva de paz” del Führer. El 6 de Octubre  pronuncio en el Reichstag estas palabras: “Para conseguir este objetivo un día deberán  reunirse las grandes naciones de este continente para establecer y garantizar un acuerdo general que nos de a todos nosotros una sensación de seguridad y de paz.  Probablemente, Churchill y sus amigos interpretaran estas observaciones mías como una muestra de debilidad y cobardía. Hago esta declaración solamente porque deseo evitar a mi pueblo nuevos sufrimientos”.

La ocupación de ciudades durante la guerra

El 7 de Octubre, el Gobierno inglés declaró: “No es probable que las propuestas de paz se consideren aceptables, a no ser que signifiquen para Europa una verdadera liberación de la amenaza de una agresión alemana.  Hay tanta falsedad que ya no bastan las palabras para restablecer  la confianza que debe ser la base de la paz”.
DUROS
Los franceses fueron duros. Su  Primer Ministro Daladier afirmó: “El discurso pronunciado por Hitler significa  en  realidad: he conquistado Polonia. Estoy satisfecho. Pongamos fin a la guerra. Nosotros hemos empuñado las armas contra la agresión y no la depondremos en  cuanto no hayamos recibido garantías enteras de seguridad”. Lo mismo hizo Chamberlain  abogando  en la sinceridad de los deseos de paz.
De este modo terminó la “ofensiva de paz de Hitler. Hasta que en un discurso atacó a Gran Bretaña por su actitud poco conciliadora: “ Si el Gobierno  inglés persiste en su política, este pasara a la historia como la tumba del pueblo inglés".
Pero a pesar de  las amenazas nazis, ya se tenía certeza de que “la  guerra extraña estaba a punto de finalizar. El 3 de Abril Churchill consiguió, por fin, que el gobierno diera su consentimiento para minar ciertas zonas de las aguas territoriales de Noruega.
Mientras tanto en un discurso que dirigió a la juventud alemana, el Mariscal de Campo Goering predijo, con absoluta claridad, lo que estaba a punto de suceder: “El golpe que hemos asestado a Polonia no nos ha debilitado, sino que por el contrario, somos ahora mucho más fuertes. Como hemos hecho en esta ocasión, presentaremos batalla a nuestros enemigos en cuanto llegue el momento oportuno. Las fuerzas alemanas hacen frente a Gran Bretaña y Francia en el Oeste. Ahí es donde debemos descargar el golpe decisivo y precisamente con esa finalidad ha movilizado nuestros Führer  todos los recursos del país”. 
En pocos días, los siete meses de guerra fingida concluyeron de un modo brusco y definitivo. El 8 de Abril precisamente mientras los destructores ingleses cumplían la misión de colocar minas  a lo largo de la costa noruega, la flota alemana avanzaba a lo largo de la misma costa, transportando hombres y material para invadir el país, lo que suponía para Europa y el resto del mundo el principio de la guerra auténtica. (Sacado, editado, resumido y condensado de la Revista “Asi Fue la Segunda Guerra Mundial”).

No hay comentarios:

Publicar un comentario