jueves, 21 de octubre de 2010

LA PROFESION DE LA SONRISA

Las bellas jóvenes con impecables y vistosos uniformes llegan al aeropuerto. Luego se dirigen a las oficinas de sus compañías de aviación. Allí reciben las provisiones y la lista de los pasajeros. Son las primeras en subir al avión, lo limpian y arreglan hasta que vienen los pasajeros. Entonces  con una tierna sonrisa y voz muy femenina les piden sus nombres. Desde ese momento tratan de hacerle un viaje feliz, sin problemas.
Preparan la comida sirviéndola atractivamente. Prestan auxilio  si hay enfermos. Inician con cualquiera una atractiva conversación en el idioma que sea necesario. Lo que es más: en momentos de peligro y de tensión, son las primeras en infundir calma y serenidad.
Así se cumple un día normal de trabajo de las moderadas, seguras de sí mismo y amigables azafatas de los aviones, conocidas en Estados Unidos y el Perú como fly-hostess, quienes pasan la mayoría del tiempo en el aire. De ciudad en ciudad, siempre sonriendo.

De esto hace  de 80 años. La profesión de la sonrisa fue creada por Sthephen A, Stimpson en 1,930 tras una larga odisea. Las primeras azafatas, las precursoras fueron siete. Eran enfermeras de regular edad y que no se caracterizaban por su hermosura.
Usaban un tosco uniforme, feos zapatos y rudimentarias media de nylon que recién habían sido creadas. Ellas si que tenían virtudes incomparables que no eran otras que los nervios de acero y el gran temple.
Hay que recordar que en los años 30 del siglo pasado no habían jets ni radares, tampoco las actuales medidas de seguridad. El dificultoso primer paso fue dado con precisión por ella. Eso indiscutiblemente vale.
Sus nombres: Ellenm Church, Jefe de Azafatas;  Harriet Fry; Cornelia Peterman, Margaret Arnott, Alva Johnson, Ellis Crawford y Jessie Carter. Su primer sueldo ascendió a la suma de 135 dólares. Casi todas ellas,desafortunadamente, han fallecido.
Fueron excelentes amas de casa. Cuando se les preguntaba por la fórmula, las azafatas respondían:”Se lo debemos a nuestra profesión que permitió convertirnos en buenas cocineras y excelentes esposas. Las mejores que hay en el mundo!”
Implantar el oficio de azafata fue difícil. Stimpson sufrió bastante para que su proyecto que fue presentado a la BOEING sea aceptado. En un primer momento, los  directivos de esa compañía lo rechazaron. La idea no gustó.


Una bella aeromoza,como siempre, sonriendo
La razón es que estaba muy arraigada la costumbre de que la tripulación de los aviones esté integrada solo por hombres. Además, el copiloto podía, sin ningún problema, alcanzar a los pasajeros una frazada o dar algún alimento. Pero Stimpson no se doblegó ni se canso.  Afirmaba con razón que si se quería perfeccionar los viajes aéreos se debería implanta de todas maneras el servicio de azafatas.
Se dio cuenta de un significativo e importante hecho. Día a día, el número de personas que viajaban por vía aérea aumentaba considerablemente.  Por lo tanto, llegaría un momento en que el copiloto no tendría tiempo para atender a todos. Así  fue. Entonces la BOEING contrató a las siete enfermeras. Después,  como se sabe, todas las compañías de aviación lo imitaron.


Ahora se divierten y relajan, tras el arduo trabajo durante el vuelo.
La profesión con el correr de los años fue evolucionando  y perfeccionándose.  Hasta que lasa azafatas  se convirtieron en el elemento indispensable de la tripulación de un avión. No solo eso sino que también se abrió la oportunidad para los hombres. Los pursers que en algunos países lo llaman “sobre cargo”. Tarea cumplida con mucha imaginación.

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