lunes, 26 de abril de 2010

RAIMONDI: EL GRAN AMOR POR EL PERU

Recorrió innumerables caminos del Perú sin la comodidad actual y el atraso propio del siglo antepasado, acompañado de unas cuantas mulas y un baúl de fabricación europea amplio y gastado por el peso incesante del tiempo.
Anotó todo, absolutamente todo en sus libretas que nunca le faltaron y que acumuló ordenadamente, registrando: vocablos, usos, costumbres, descripciones de hojas, frutos e inclusive dibujos, gráficos y hasta acuarelas hechas por él mismo con una precisión impresionante durante meses, días, años.
Nada más y nada menos que 20 en total, entre 1851 y 1871, viajando impenitentemente de choza en choza, de aldea en aldea, de ciudad en ciudad. En la inmensidad de la corte desértica, en la sierra con la monumental cordillera y en la selva virgen por los cuatro costados.

En todos esos lugares tan alejados y disímiles del Perú del 800 estuvo presente con su figura evangélica y quijotesca. Minucioso observador y conversador por naturaleza, don Antonio Raimondi médico y explorador nacido en Italia se hizo amigo del labriego costeño, del habitante andino que luchaba diariamente y salía adelante y del selvático que cotidianamente superaba los desafíos de la naturaleza.

Imagen relacionada

Antonio Raimondi: estudioso genial

De los bellos paisajes del Milán europeo donde nació en 1826 con intenso comercio e industria avanzada para la época. De extensas y fértiles llanuras y en toda la ciudad grandes e impresionantes vías acompañadas de soberbias catedrales góticas con torres apuntadas y mármoles finísimos por todos los lados, al Perú para quererlo e investigarlo quizá como ninguno hace más de 100 años.
OBRA
El apellido Raimondi era famoso en Italia. Existió un filósofo que así se llamaba en el primer tercio del siglo XIX. Mientras que Alejandro Raimondi fue pedagogo y poeta. Aníbal, matemático; Carlos, médico con varios libros de su especialidad; Juan Bautista filósofo y orientalista; Marco Antonio, grabador en cobre entre 1480 y antes de 1534; y Eduardo Raimondi, poeta del siglo XIX.
De esos manuscritos hechos en las famosas libretas que durante sus viajes llegaron a mas de 60, salió una obra monumental de rigurosa investigación científica: “El Perú”, verdadero compendio enciclopédico de Botánica, Zoología, Historia Natural, Química, Geología, etc
No sólo dejó al servicio de la humanidad este trabajo sino que publicó numerosos estudios entre los cuales citaremos: Informe sobre la importancia del guano de las islas en Chincha (1854), Ligera Reseña Histórica sobre los Estudios hechos en Ciencias Naturales (1857), el Departamento de Ancash y sus Riquezas Naturales (1873), Estudio sobre el Clima de Lima (1875) y el Gran Atlas de la República con una serie de laminas.

La estela de Raimondi

La minería fue una de las especialidades que estudió el sabio italiano. Son famosos el Informe sobre el Mineral en Yauri (1876) y la Historia de las Minas de Oro (1886). Clasificó casi todas las especies mineras conocidas en un catálogo con una honradez rayana en la santidad, sin apelar jamás a las riquezas.
Fue a lo largo de los años Profesor de Historia Natural de la Facultad de Medicina de Lima y al retirarse de la enseñanza trabajó exclusivamente en la exploración científica. Atrás quedaron sus lejanos años de la juventud en que se dedicó exclusivamente a la política en Lombardía (Italia).
AMISTADES
Un hombre asombrosamente dotado de energía, sabiduría y perseverancia que creó sus propios cuadros de investigación originales, gracias al método del trabajo riguroso basado en el examen directo de la naturaleza.
Llegó al Perú para no irse más el 28 de Julio de 1850, a bordo del bergantín italiano “La Industria”. Lima lo recibió con los brazos abiertos durante las alegres y fervorosas fiestas patrias de ese año.
Se hizo amigo del poeta Nicolás Corpancho, Arnaldo Márquez y el gran tradicionalista don Ricardo Palma. Había traído una carta para Cayetano Heredia de la Universidad de San Marcos, quien lo nombró auxiliar de una de sus cátedras asignándole una modesta renta.
Raimondi cruzó por primera vez los Andes en 1852 y visitó Chanchamayo. En 1856 llegó a Tingo María e inclusive conoció Tabatinga, en plena frontera con el Ecuador.
Planeó la obra “El Perú en 20 tomos pero sólo pudo ver tres de ellos, habiéndose publicado después de su muerte dos volúmenes más.
Desde muy pequeño tuvo una marcada inclinación hacia los viajes y el estudio de las Ciencias Naturales. Lector infatigable precisamente de viajeros como Colón, Humboldt, Dumont Y DNoville.
Sus biógrafos relatan que los viajes se iniciaron en 1851. La primera travesía fue hasta 1858 alrededor de Lima hasta Huacho por el norte y Chala por el sur. Otros lugares que recorrió en su periplo fueron: Chincha, Tarapacá y Cusco. Los largos viajes continuaron hasta 1871.


Tapa del famoso libro del investigador italiano

MATRIMONIO
En uno de sus recorridos, el insigne botánico se casó en Huaraz con doña Adela Loli, el 2 de setiembre de 1869. Con ella tuvo tres hijos, dos mujeres y un hombre.
Vivió en Barrios Altos (Lima) en una casa ubicada en Junín 943 (antes calle La Horadada) que también albergó a la celebre Catalina Huanca. El inmueble histórico está convertido en un callejón de vecindad donde reside un promedio de 10 familias. Se conserva una pequeña pared y una puerta de la época republicana. El resto es construcción noble y de madera.
Entre 1888 y 1990 su vida comienza a declinar. Tenía los cabellos blancos, el cuerpo encorvado al andar y una eterna expresión de cansancio. Sufre una lesión a la columna y se va a San Pedro de Lloc donde su amigo de toda la vida Alejandro Arrigoni, próspero comerciante que siempre lo acogió. Allí en esa bella y bucólica ciudad norteña de intenso sol y amplias zonas verdes murió el sabio, el 23 de octubre de 1890.
Casi toda una existencia al servicio de la humanidad y están vigentes sus manuscritos, esos que escribió ordenadamente, en sus libretas a lo largo del territorio nacional. Libretas que son libros, profunda investigación, sabiduría. Raimondi, el peruano no por nacimiento, sino por amor al Perú.

2 comentarios:

  1. Al leer este artículo realmente me pongo a pensar como serían,en aquella época los caminos del Perú. Si ahora son infernales Se imaginan como estarían en aquellas épocas. Por lo demás admirable la vida de Raimondi. Hay que venerarlo siempre. Me impresionó su honradez en el trabajo minero

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  2. Insigne valor de la historia del Peru. Vale la pena siempre tenerlo presente por todo lo que hizo. Viajero infatigable. Hombre de bien entero.

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