sábado, 20 de marzo de 2010

EL CRIMEN FUE EN GRANADA

Lo asesinaron a mansalva. Ni siquiera se sabe hasta hoy donde dejaron sus restos. Que barbaridad, acabaron salvajemente con el poeta. Pero lo innegable  es que su obra persiste, nunca desaparecerá.

De eso hace casi 74 años y su recuerdo es imperecedero para todos los que aman la Poesía, la Literatura, el Teatro.  El crimen de lesa humanidad contra Federico García Lorca ocurrió en Granada, España, el l9 de agosto de 1936.

En la misma tierra que amó el vate. La de los puentes pedregosos y la vegetación desordenada. La ciudad de las parduscas rocas que sostienen al Alhambra.

La de los caminos adoquinados con los conventos transformados en museos arqueológicos y las callejuelas sombrías que trepan caprichosamente las colinas mezclando cuchitriles y palacios, jardines y plantas floridas en los balcones

Una sola realidad implacable, desastrosa. Lo buscaron, lo amedrentaron, lo pusieron al frente del paredón y le descerrajaron varios tiros de fusiles del odio en  momentos que caía la República, durante la cruenta guerra civil española.


 
Federico García Lorca.


 EL MIEDO

García Lorca, nació en un pueblo de la misma zona llamado Fuente Vaqueros, el 5 de junio de 1898. En Granada se hizo poeta y dramaturgo, de los que dejan huella universal. Allí también estudió Letras, Filosofía y Derecho.

Federico a los 38 años se enfrentó al pelotón de salvajes con miedo, mucho miedo. Lo habían estado buscando. Era peligroso por lo que escribía. Que tal delito. Las guerras son así: matan al intelecto, matan al saber.

Desde ese trágico momento, nadie olvida la figura física del autor con la cara redonda y oscura, sembrada de lunares. El pelo negro, lacio, brillante. Su voz mojada, calida, quebrada por la alegría y la pena. Pero siempre contagiando a todos con su sonrisa inolvidable, como actitud permanente para esconder la soledad, la pasión desenfrenada

De Madrid viajó a ver a sus padres. Sabía que lo perseguían y pensaba que en Granada estaba más seguro. Destino implacable, equivocación garrafal, porque allí lo fusilaron. El  poeta se olvidó por completo lo que siempre decía: “Granada huele a misterio, a cosa que no puede ser y, sin embargo, es”…

UN POEMA

Allí están sus obras.  Mariana Pineda, la heroína que luchaba con coraje contra el absolutismo monárquico y que también entregó la vida por sus ideales, estrenada en el Teatro Goya de Barcelona, por la incomparable actriz Margarita Xirgu con decorados del pintor Salvador Dalí, el 24 de junio de 1927. Al poco tiempo, en octubre del mismo año, la obra fue reestrenada en Madrid.

También el Romancero Gitano de sustancia creativa con ritmo y gracia de composición donde el gitano y el hombre de acción, son todo un símbolo de composición impecable.

Para muchos, en poesía, su obra maestra fue “Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejias” (1935). La elegía, una de las mejores de la lengua española, se desarrolla en cuatro tiempos con imágenes surrealistas y tonos universales. Se trata, ampliamente, el misterioso poder de la desaparición y la alabanza al héroe taurino.

Leamos parte de un poema de esta obra para deleitarnos:

Por las gradas sube Ignacio
con toda su muerte a cuestas…
Como un río de leones
su maravillosa fuerza.
Y como  torso de mármol
su dibujada prudencia. Aire de Roma andaluza
le doraba la cabeza.
Donde su risa era un nardo.
De sal y de inteligencia.


TEATRO

El teatro de Lorca es inseparable de su poesía. Había en sus obras inspiración y genialidad. Las de plenitud y madurez están representadas por la trilogía de “Bodas de Sangre”, estrenada en 1933. “Yerma”, en 1925 y “La Casa de Bernarda Alba”, a las postrimerías de su muerte.


La primera es la escenificación perfecta donde los odios familiares se retratan de cuerpo entero y acaban con lo sublime de la vida, el amor en su prístina expresión. Por su parte, Yerma representa la gran encrucijada de la mujer frente al tremendo impedimento de traer hijos al mundo.

 Mientras que la tercera obra está cargada de tragedia, de lujuria. Con  retratos de las costumbres propias tan atávicas y tan profundas de los pueblos españoles. Con amores prohibidos, distorsiones de índole religiosa y el aparentar siempre la perfección. La fuerza y la belleza teatral en su esplendor.

GALLO

La Revista Gallo es otro mérito de García Lorca, aunque sólo pudo sacar dos números de la impecable publicación. Pero en ellos se revolucionó el gusto literario, combatiéndose la mediocridad y la falta de personalidad de muchos pintores y escritores que deambulaban perdidos.

Combatía a la Granada sumisa, sumida de su pasada grandeza. Condenaba el estilo anticuado de sus más recientes edificios. En cambio exaltaba los valores genuinos y se declaraba solidario con la nueva  pintura y la poesía.

La revista sirvió para presentar al pintor Salvador Dalí y rendir homenaje a otro genio artístico como fue Picasso. Toda una revolución en el pensamiento cultural y artístico de la época.

Lorca dijo que Gallo era una revista de Granada para fuera de Granada, revista del mundo. Celebre una de sus frases publicadas: “En Granada dos y dos nunca son cuatro. Son dos y dos siempre, sin que se logren fundirse jamás”. Por eso se tenía que cambiar.

Mataron al poeta, lo hicieron con un millón de personas en la España convulsionada por la guerra,  pero no pudieron desaparecer a La Barraca fundada por Lorca en 1932, como teatro universitario destinado a educar a las masas campesinas. Una revolución del destino cultural. La Barraca es hasta hoy y por siempre, una realidad.

OBRA
Su obra también incluye  “El Maleficio de la Mariposa”, aunque no alcanzó mucho éxito en 1920. Muchos hablaron de fracasos. Pero el dramaturgo no se amilanó, siguió escribiendo. Apareció, entre aplausos, “La Zapatera Prodigiosa”, cuyo estreno de la versión breve ocurrió en 1930 y la definitiva en l935.

Impecable, “Don Perlimplín con Belisa en su Jardín”, en 1933. Después, “Los Títeres de Cachiporra”, estreno póstumo registrado en 1937. Su primer libro de 1920 “Impresiones y Paisajes”, dedicado a su maestro de música Martín Domínguez Berruela, fue publicado en flor de juventud como notas de un caminante  por varias regiones españolas. El Libro de Poemas, de 1921.  Canciones, con poemas de 1921-1924. Otra exquisitez,  Poema del Cante Jondo (1931),

El celebre escritor y critico literario Martín Alonso, en su libro titulado “La Historia de la Literatura Mundial”,  dice que “García Lorca es un poeta que recoge inspiradamente las galas poéticas del siglo XVII y especialmente el tono metafórico, el estilo firmemente popular de Lope de Vega. Todo ello a veces mejorado por el toque original que le pone.

SUS PADRES

Luego añade: “podemos distinguir tres generaciones en lo que llevamos del siglo XX: una primera en que salen a relucir nombres tan distinguidos como Rubén Darío (Modernismo), Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Valle Inclán y Benavente. Otra segunda con García Lorca, Gabriel Miró, Ortega y Gasset. Y una tercera que lleva nombres tan distanciados como Pemán, Cela,  Víctor de  la Serna, Agustín de Foxá, Pablo Neruda y  Jorge Luis Borges”.

A continuación algo de su vida. Su padre: Federico García Rodríguez, un hombre rico y acomodado. Era dueño  de infinidad de propiedades, diversas empresas y fincas. Un ciudadano integro que ayudaba siempre a los pobres. Mientras que su madre Vicenta Lorca Romero,  piadosa y abnegada mujer que, antes de casarse, se ganaba la vida como maestra de escuela en Fuente Vaqueros.

Fue en agosto de 1897 cuando García Rodríguez viudo desde hacía algunos años, se casó en segundas nupcias con  Vicenta, aficionada a la música cultivada. Ella nunca vivió en el campo hasta que su profesión-cuatro o cinco años antes de conocer a don Federico- la obligó a instalarse en ese pueblo.

 Entonces vivía sola en la escuela, puesto que hacía poco había perdido a su madre. Al año siguiente un primer hijo nacía y alegraba el  hogar de los García:
Federico.

NIÑO

Los primeros años del poeta transcurrieron sin mayores anécdotas. Solamente fueron marcados por dos sucesos: la mudanza de sus padres a la calle de la Iglesia y el nacimiento de dos hermanos, Luis, que no sobrevivió. Y Francisco. Las dos hermanas Concha e Isabel, nacieron algunos años más tarde.

A los cuatro años entró a la escuela. Su maestro fue don Antonio Rodríguez Espinosa, antiguo zapatero del pueblo transformado en profesor por su afición al estudio. Hombre de gran corazón inteligente e intuitivo  que despertó los nacientes gustos artísticos de Federico.

El juego favorito de niño era “decir la misa”. En el patio colocaba una imagen de la virgen y algunas rosas tomadas del jardín. Delante de ese improvisado altar hacia sentar a algunos chicos del pueblo. Cubierto con vestidos de telas “oficiaba” con gran convicción.

A los 7 u 8 años comenzó a interesarse en el teatro de títeres. Una amiga le confeccionaba los muñequitos de trapo y cartón.  Federico padre era un aficionado de la guitarra y el flamenco. Desde muy chico, su hijo escuchó todo el repertorio del folklore andaluz: seguidillas, polos, matinetes, soleares, perteneras, saetas. A los ocho años, el niño ya conocía un centenar de romances populares.

El dibujo lo dice todo


MUSICO

Hacia los 11,  aprendió a tocar el piano. Por ese tiempo la familia dejó Fuente Vaqueros para instalarse en Granada. Su casa era muy bella. Acera del Darro numero 64. Después se instalaron en Acera del Casino Nº 31. En esos años deseaba ser músico.

Estudió piano muchas horas al día con don Antonio Segura un viejo profesor a quien le dedica su primer libro “Impresiones y Paisajes”. Cuando el maestro murió, lo reemplazó Francisco Benítez, pianista del Café Alameda de Granada. Muy rápidamente interpretó divinamente a Beethoven, Schubert, Schumann, Mendelssohn, Chopin y Albéniz entre los españoles.

Fue interpretando algunas sonatas clásicas en una velada en casa de amigos cuando llamó la atención de don Fernando de los Ríos, profesor de Derecho de la Facultad de Granada y más tarde Ministro de Educación.

Gracias a este personaje que Federico, a los 20 años, pudo encontrar un lugar en el hogar más importante de la época. En la residencia de Estudiantes de Madrid. También fue gracias a él que en 1929 pudo realizar su viaje a Estados Unidos y fundar a escasos dos años de su vuelta, ese teatro ambulante que se hizo celebre: La Barraca.

Volvamos al martirio del poeta: una mañana, hacia apenas una semana que estaba de vuelta en Granada, Federico observó la presencia de dos sospechosos cerca de su casa. Ellos inspeccionaron el jardín, cambiaron algunas ideas y se fueron.

AMENAZA

Al medio día recibió una carta anónima que lo dejó estupefacto. En términos injuriosos y precisos, lo acusaron de inmoralidad, de irreligión y demagogia. Lo calificaron de “bicho asqueroso y peligroso”. Lo amenazaron de  muerte

Esa tarde  el poeta se sentó en la ventana inmóvil y estuvo extremadamente pálido. No habló con nadie hasta que volvieron a aparecer los infames. Buscaban al hermano del jardinero de la casa, pero reiteraron la amenaza. No solo eso, fue golpeado a culatazos en pleno rostro. Le dijeron a gritos: “te conocemos bien, Federico García Lorca”.

Era preciso abandonar la finca de San Vicente y refugiarse en un sitio seguro. Lo hace en la casa de un íntimo amigo: el poeta Luis Rosales, cuyos hermanos eran de ideas violentas y provocadoras. Le dieron un amplio dormitorio donde el poeta volvió a encontrar, poco a poco, la paz espiritual.  Por esos días su cuñado, Manuel Montesinos Alcalde del pueblo, cayó abatido a balazos. Parece ser que él nunca supo la infausta noticia.


Su firma

BUSQUEDA

La campanilla de la casa de los Rosales que suena estrepitosamente hace saltar al poeta de la cama. Estaba leyendo y eran las 5 de la tarde. Abren la puerta y se confirma que  lo buscaban. No era la Guardia Civil que a menudo satirizó Lorca sino-lo que es peor- un miembro de la enigmática Escuadra Negra.

El fanático se  llamaba Ramón Ruiz Alonso, el más temido autor de las masacres que se realizaban en la ciudad. Era obrero tipográfico, adherido a organizaciones de terror. Había sido Consejero Municipal de Granada y Diputado a las Cortes. Un desalmado de temerle, un verdadero criminal.

Ya había ido a buscar al poeta a su casa y no lo encontró pero si trató brutalmente a su padre a quien inclusive golpeó. Fue la hermana del poeta quien le dijo en tono de burla: “pero si no está escondido. Ha salido, simplemente… Ha ido a leer versos en casa de un amigo.”

La frase maduró en el cerebro de Ruiz Alonso. Un poeta  puede refugiarse en la casa de otro poeta. No le fue difícil descubrir al cómplice. En Granada quedaban pocos vates. Y después de reflexionarlo bien, solo conocía a uno y por cierto insospechable: Luis Rosales, cuyos hermanos defendían el terror por ser falangistas.

Y fue así  que  se dirigió en busca de Federico. En el patio de la casa, la señora Rosales habló con el asesino. En el segundo piso, escuchando en el vestíbulo, Federico  comprendió bien. Trató de huir por los techos pero  imposible por la altura de varios metros que separa  la terraza. El poeta cayó en manos de Ruiz Alonso.

PRESO

Acompañado de Miguel Rosales, Federico fue conducido escoltado por su captor y dos acólitos, hasta la comisaría de la calle de la Duquesa. De la comisaría lo trasladaron al palacio del gobernador civil, el comandante Valdés, situado cerca. Los esbirros abandonaron al poeta en una de esas salas repletas de una muchedumbre inquieta.

Pasaban las horas. Al abrumador calor de la tarde sucedió el frescor de la noche granadina. Federico estaba convertido en el anonimato entre mucha gente. No era otra cosa que un preso igual a los otros, un detenido que esperaba la aparición de alguien para leerle la sentencia de muerte.

Al caer la noche, lo llevaron ante la autoridad suprema de nombre Valdés. Se mantiene en el misterio de lo que fue la entrevista entre los dos hombres. Se presume que aquí el poeta recibió la noticia de que  sus días estaban contados. Algunos minutos más tarde, a Federico lo transfirieron a otra sala que el comandante Valdés tenía dispuesta para que el capitán Nestares, su verdugo, viniese a recoger a sus víctimas.



Un poema de puño y letra.

LA COLONIA

Dos lugares de los alrededores de Granada se reparten el triste privilegio de haber visto caer a los hombres de la ciudad. El cementerio, donde reposan ocho o nueve mil fusilados y Viznar, una aldea miserable edificada  sobre un declive de la sierra del mismo nombre, en cuyo barranco debe contener algo más de un millar de muertos.

Es a Viznar donde el vehículo de la Gobernación Civil condujo a Federico  el l9 de agosto. Cada día y cada noche eran conducidos para ser fusilados al alba en este lugar. Las tumbas poco profundas, eran cavadas por otros prisioneros. El poeta pasó sus últimas horas aquí en una prisión conocida con el nombre de La Colonia.

Lo que fue el suplicio del poeta, el suplicio de todos los fusilados de Viznar es un tema que no se conoce. Al igual de cómo fue la muerte del poeta. Lo que si se sabe es que se hicieron atrocidades, como prueba fehaciente de la injuria a la dignidad humana.

Lo cierto es que los verdugos culminaron su atrevimiento dos días después de haber fusilado al poeta al visitar el café mas grande de Granada  y como si fuera lo más usual vendieron, por una miseria de dinero, el lapicero y una medalla de oro de Lorca que le fue regalada durante su gira por Latinoamérica, en Cuba, de acuerdo a la versión de muchos granadinos que cuentan este hecho cuando recuerdan la guerra civil.


OTROS VERSOS

La muerte resultó un tema crucial en la obra poética y teatral  de García Lorca y el se fue en forma tan trágica, tan abusiva y brutal sin saber porque, sin tener porque, por lo que se hace necesario y obligatorio leer algunos versos como éstos:

Si muero,
dejad el balcón abierto.
El niño come naranjas
(Desde mi balcón lo veo).

El segador siega el trigo
(Desde mi balcón lo siento)

Si muero,
dejad el balcón abierto

(“Despedida”, en Canciones, 1921-1924)

Aquí hay otro poema de su inspiración sobre el mismo asunto:



Cuando yo me muera
enterradme con mi guitarra
bajo la arena

Cuando yo me muera
entre los naranjos
y la hierbabuena

Cuando yo me muera
enterradme si queréis
en una veleta

¡Cuando yo me muera!
          ¡Ay!



Escribe: EDGARDO DE NORIEGA


2 comentarios:

  1. Que bellos poemas de Lorca. El artículo se pasa Felicitaciones

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  2. Esdto es realmente una maravilla. García Lorca representa la historia de la Guerra Civil Española. Y de la España republicana. Una síntesis y semblannza de su vida,realmente, brillante. Felicitaciones. Juan de los Rios

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